A mi madre
Hablan, agitan la voz
como pañuelo blanco,
cosido con pequeñas muecas,
olor a café, y pasos de gatito.
No tengo que aguzar el oído ante las gotas,
solo mirarte cuando hablas;
reconocer tu transparencia, madre mía.
Tu voz suave se impregna,
a la vez fuerte y acogedora,
al escucharla uno se pregunta
de dónde viene tanta felicidad.
La viertes toda en la mañana,
y por la noche aún gotean
tus palabras en mis manos,
el alma las apara dulce, canto…
para ungir la herida del adiós.
Tienes el nombre de la victoria,
ese gran territorio
donde no existe la orfandad.
Cuando estoy triste
cierro los ojos una vez por la mañana,
entre las demás gotas del río
escucho, te escucho
madre, gota.
Texto e imagen: Beatriz Osornio Morales
Una respuesta a «Entre las gotas del río»
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