Cuando recibí la carta citatoria, creí que era para atender a un juicio. Estaba ansiosa por saber cómo es presenciar un juicio en persona. Acudí expectante a la cita, y atemorizada a la vez por no saber exactamente a lo que iba. Hoy en la sala, todas las personas que me rodean deben haber sido jurados alguna vez. Algunos hablan entre ellos ¿Se conocen de algún otro lugar? Somos comuneros de la misma ciudad pero yo no conozco a ninguno y nadie habla conmigo. Un día nublado es la cortina en las ventanas; la sala me recuerda a un salón de clases en la planta alta; ventanas continuas de la mitad de la pared para arriba, dos paredes sólidas hacia adelante y hacia atrás, pintadas de blanco, estériles como las de un hospital, del techo cuelgan varias lámparas rectangulares que no están encendidas. Sin otra cosa que hacer durante la espera, conjeturo, esgrimo pensamientos sobre lo que pueda ser el entarimado de la legalidad, mientras paseo la mirada en cada rincón de la sala, queriendo reconocer cada rostro desconocido. La mujer que se acaba de sentar junto a mí parece amigable. Después de unos minutos de verla cruzar una pierna, sosteniendo su bolsa de mano amarilla, y alisandose el flequillo con los dedos, le pregunto casualmente si aun llueve; -¡Ag! sí. Creí que se me haría tarde y corrí en la lluvia, responde con una sonrisa amplia, de esas que inspiran confianza a seguir conversando. -¡Sólo eso faltaba! lluvia en Martes. -¡Uf!...es casa llena aquí, observa mirando a su alrededor. -Parece que llamaron a medio mundo ¿Usted ha servido antes?, me aventuro a preguntar. -Sí, hace tiempo. -¡oh! ha de ser triste tener que estar allí en la corte. -Pues sí, y estresante, pero no se puede decir no a la ley. - ¿Le tocó juzgar? ¿La escogieron para deliberar o para qué? pregunté torpemente, yo que pensé que jamás pasaría por algo así- Yo nunca he servido...a mi marido lo llamaron una vez hace mucho, pero no lo eligieron para el panel. -Yo he servido dos veces de jurado. -¿Qué tipo de casos? -Uno era civil y el otro… criminal, pero para el segundo me rechazaron después de las preguntas… -¿las preguntas? ¿Qué preguntas? -Hacen preguntas para el proceso de selección. Y esa vez, el caso era de un estudiante asesinado, y cuando dije que era maestra me descartaron. Debo haber tenido los ojos del tamaño de un plato. Ella seguía sentada en actitud paciente, expectante como todo el mundo. ¡Diablos! nos van a interrogar, pensé. Una sensación de angustia empezó a morderme las tripas.

Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.
Una respuesta a «Martes lluviosos (fragmento)»
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