Pretendía poner en orden la noche,
sin adjetivos que la rodearan, fortalezas;
tuvo que aprender a respirar
el aire nocturno hasta conciliar el sueño.
Una cabellera larga, flotando lúbrica
oscura, por donde se cuelan corrientes,
desenredando el caos de su vida,
finas tiras de pelo liso.
En algún momento ve por la ventana
mientras una mano suave
va ascendiendo bajo el vestido.
Es una mujer dormida, incansable
viajera, llegando a la estación de la lluvia.
Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.