Sería una odisea recordar la última vez que asistí en un salón de clase en la preparatoria. La última vez que fue la última se ha olvidado.
Después de casi un mes asistiendo en la secundaria, estar aquí solo puede inspirarme querer huír de este salón sin ventanas. Dentro de sus cuatro paredes de concreto hay solo una puerta abierta (emocionalmente) bien podría estar cerrada, impenetrable.
De éste lado, el hipo de una chica ocupada y preocupada en organizar el primer ensayo de cuartos de semestre, se regenera con cada contorsión; uno se siente tentado a ofrecerle agua. El tema del ensayo persuasivo es tomar una posición convincente si piensas que la educación superior tendría que ser gratuita o no.
Esa escena no es poesía; poesía es Casper, nuestro bichón. Pero a veces hasta la poesía se olvida en el ensayo.
En una pausa interrumpida, la maestra aclara algunos puntos sobre la organización del ensayo que ha asignado a los estudiantes. Yo me entretengo en analizar cómo se escriben algunas palabras en inglés, palabras mundanas como «organization» con sólo una letra de diferencia en la versión español, Speech, esta sí es completamente ajena a la versión discurso, qué fascinante. Podría pasar horas haciendo esto. Una mente bilingüe funciona así. De aquí a la madre lengua. La madre lengua siempre es el punto de referencia también para recordar. Recuerdo los discursos de mamá y la organización de mis hermanas. Por cierto que mamá casi nunca hizo discursos, ella es pura acción, sus palabras son directas y contundentes. Todavía me dejan speechless.
En cuanto a la organization de mis carnalas, siempre me salí del guacal como decían las gentes de antaño.
Puesto que la odisea inicial terminó siendo otra, espero que esto les haga también a ustedes un hueco en su propio recuerdo.
B.O.M
5 respuestas a “Recordar”
A veces recordar resulta tan cansado como sacar agua de un profundo pozo. Un abrazo.
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En efecto, sobre todo cuando ni los recuerdos son placenteros. Feliz inicio de semana, Carlos. Gracias por tu visita.
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Soy docente y tampoco me aguanto dentro del salón de clase…
Saludos,
J.
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Me hiciste reír, José. Yo ni a docente llego. Hago suplencias de paraprofesionales, asistente de salón de clases, biblioteca, u oficinas, y aunque ha habido oportunidades para una posición permanente, temo que se me haga rutina hacer lo mismo todos los días. Acepto solo las suplencias que quiero y aunque es en un sólo distrito, voy de escuela en escuela, del pre-k a la preparatoria.
Saludos, feliz semana.
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