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Cuenteando Diarios La magia del Momento

El pasamanos

Seco está esto, seco de pasar las manos por el blanco de la hoja, para sostenerse y no caer de narices en el siguiente escalón. ¿Recuerdas cuando te caíste?

Te habían dejado a mi cargo la vida y los supervisores. Aún los veo instruyéndome: «Asegúrate que se agarre bien del pasamanos» ¿Qué difícil puede ser eso?

Te agarraste al principio y yo me confíe. Me di la vuelta para ver donde ponía yo el paso, esperando que te mantuvieras agarrado firmemente del pasamanos, pero casi enseguida, oí el traspíe.

Era el segundo escalón cuando oí lo que sucedió, apenas tuve tiempo de voltear y no alcance a agarrarte. Te alcance ya en el piso, claro que lo primero que quise hacer fue levantarte, tú eres testigo, pero eras pesadito; no tanto como la caída que acelera la velocidad con el peso, y en bajada el peso es más pesado. Sentí que te agarraba y no podía sostenerte, evidentemente tu peso era mayor a ti y a mí juntos.

Luego vi el rostro, tu rostro alcanzar el piso, y tus lentes de armazón rojo desarreglados, más tarde nos dimos cuenta que se habían raspado un poco, pero los lentes son lo de menos. Ahora entiendo la caída cuando es definitiva.

B.O.M. imagen de la res.

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Alicia años después del país de las maravillas

Alice in Wonderland [2010] - IGN

Llegué de trabajar a las 2:30. El estaba sentado en el sillón con un vaso de agua y hielo, más hielo que agua.


Dijo que no hacía mucho había terminado de arreglar la puerta de la barda en la parte de atrás de la casa, por donde estaba el pasadizo. Recién terminaba, dijo.


Asumí que no era tan recién, pues estaba vestido con ropa normal, no de trabajo, lo que indica que ya se había bañado, y por el olor en la cocina, había comido. Dos rosquillas con queso…dijo.


Luego saltó al tema de las botas… mis botas cafés. Cuando entró de arreglar la puerta, se topó con unas botas que parecían listas para tirarse a la basura, para llorar. Entonces ví las botas relucientes.


-No soporto ver una persona con los zapatos sucios, dijo- Eso lo sabemos los dos. Yo lo sé y sentí un poco de pena ante el nuevo lustre de las botas.


Le agradecí que las haya limpiado, al tiempo que sonreí divertida por su intolerancia, ¿o es amor?


Más tarde me sentí eufórica no sé porque, fue como pasar de una realidad a otra más emocionante. Analicé un poco y una parte mía insinuaba que era buen augurio, intuición de que algo bonito iba a ocurrir nuevamente. Otra parte de mi, me previno de confiar en esos arranques que a esta edad podrían ser trampas hormonales. La vida nunca es lo mismo después de Wonderland.



Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red

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Estoy pensando

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«La enfermedad viene de lejos» J. Sabines

Estoy pensando mucho rato, estoy demasiado, pienso…

Pensar los días uno tras otro, así se te acabará la vida, sin vivir, puro pensar. Consumiéndose poco a poco, como una colilla de cigarrillo encendido, pensar, aventarla al piso, lo más lejos posible, pienso. O recogerla y fumar,  así se acaban los días en puro pensar. Pensaba.

El profesor de inglés es nuevo, su asistente alemana de sonrisa clara, un salón de clase frío, los chicos haciendo ruido, y yo, solo pienso lo que pienso, sin vivir la vida.

Estoy pensando mucho rato, estoy, estaba.

B. O.M imagen de la red.

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Instinto fugaz

  El cerebro humano es tan rápido en su funcionamiento, que la formulación de reacciones aparenta ser fugaz instinto,  conforme surgen los versos, su elasticidad dual acaba en narrativa. Este post por ejemplo, era el final de unos versos que tenían que ver con la memoria, venir a ver en lo que acaba el final de un principio.

        Uno mismo no se da cuenta muchas veces de cómo pasa la mente de un pensamiento a otro, el asunto es que no entendemos cada función del mismo: Puede uno estar moviendo la mano sin pensar que lo está haciendo, o estar parpadeando, el corazón latiendo sin que uno sea consciente. 

     No se necesita la conciencia para respirar, gesticular o hacer uso del cuerpo, el cerebro, una parte oscura se encarga de ello ¿No es para sentirse traicionado o indefenso ante un desconocido? Tal es la naturaleza. Nunca lo viví más claro que durante los embarazos, todo ocurre silenciosamente en el cuerpo de la mujer, sin embargo, es allí donde se experimenta un algo, alguien debe estar a cargo de lo que sucede, se experimenta una presencia como recompensa a la soledad en la que nacen los hombres.

Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.

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Tierra firme

Lacan y los surrealistas III. Segundo manifiesto de los surrealistas  (1930). – En el margen.

Algo asustó al perro allá atrás en el patio. Salió a hacer sus necesidades, y como siempre busca montoncitos de hojas, o matorrales de pastos algo crecidos, se internó en un océano de hojas secas que le llegaba hasta la panza. La nubecita blanca flotaba dando vueltas en busca del lugar adecuado, según los parámetros caninos. Una visión asombrosa  ver que los perros tienen estándares del punto exacto donde realizar ese tipo de cosas, y la luz de la mañana puliendo aún las formas también me asombra. 

De pronto, ví que la determinación del can se vio afectada por un traspié. Intentando reafirmarse, volvió a perder el paso, como si algo le hubiera picado, con movimientos rápidos para no ahogarse,  se levantó del balanceo y corrió hacia la terraza, desde donde yo lo observaba con mi taza de café en mano. Quería decirme algo con la mirada de preocupación, algo que evidentemente lo asustó, según entendí.

Por un buen rato, insistí en que regresara a terminar lo que aún ni empezaba, pero se rehusó. ¿Acaso lo mandaba a enfrentar una serpiente? Terminé dándome por vencida (ya se me había enfriado mucho los pies que calzaba solamente en chanclas) sin saber lo que se encuentra en las profundidades del océano. Aquí está el perro, echado junto a mí, su pilar de protección en tierra firme.

B.O.M. imagen de la red.

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Con audio Diarios Interes Social Relato negro

Los pasos

Harvard desmonta el mito de los 10.000 pasos al día para estar sanos

Otra vez esos pasos ¿De dónde vienen, a dónde van? resuenan al lado, aunque bien podrían venir de arriba por el eco que hacen y se expande en un cuarto vacío, excepto que…el cuarto no está vacío, estamos los que duermen y yo. La unidad solo es de dos pisos, nosotros estamos en la planta alta, así que arriba seguramente está el techo de cara a las estrellas, el cielo está claro. Los pasos se aceleran, están corriendo.

Respiro despacio tratando de controlar el hipo. Dicen que hay que sostener la respiración ¿Por cuánto tiempo? pero acaso no era eso, ¿era respirar de prisa?. La sostengo lo más que puedo, ya lo he hecho un buen rato,  y el hipo sigue. Por un momento, mientras escribía, pensé que había pasado lo peor, pero el solo pensar en ello, lo disparó de nuevo en una grotesca contorsión, casi me destartala el pecho y me arroja fuera del cuerpo. 

Vaya, los pasos se calmaron…o se alejaron lo suficiente para no ser presentidos. Y pensar que hace un momento, cuando aún estaba en duda de su procedencia, los pasos anexos volvieron a… era cosa de un simple hipo, ahora reina la calma.

B.O.M. imagen de la red.

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Consejos para meditar

La meditación | El punto de vista bíblico

El dolor de la desilusión:

Cuando sufras desilusión, lee un libro. Cuando no, entra en ti, asimila lo que estás sintiendo, pero la meditación no ha de hacerse en soledad ni en completo silencio, por el contrario, hágase en un lugar público, alguna banca del parque, un café, una plaza. Cierra los ojos e intenta bloquear los ruidos externos, si logras hacerlo, podrás superar cualquier herida, serás capaz de sanar la desilusión con sólo ser testigo de su existencia, y el deseo de curarla.

No tengas miedo a reconocer en lo que te has convertido después de la desilusión. El resentimiento, la impotencia, la depresión, la amargura y hasta el odio, son consecuencias de las heridas de la desilusión. Puede no gustarte la persona en la que te convertiste, puedes sentir autocompasión, o pena de ti mismo, te guste o no, la realidad es esa, y es el reto superar esa realidad que disgusta, incomoda y duele.

Texto escrito a raíz de una desilusión sufrida hace tiempo. Hoy lo encontré y me di cuenta de que esa particular desilusión de entonces ya no es, pero la propuesta escrita sigue vigente.

B.O.M. imagen de la red.

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Sobre una sinfonía de amor

Quisiera escribir una sinfonía de amor, a estas horas en que la luz apaga el silencio, también oscurece aquí. Ante la dureza de concreto con que desafían los temblores el alma, ante eso ¿Para qué servirían las frases de amor?

Se me ocurre que como decía el bueno de Jaime, las frases de amor sirven para quemarse. No me importaría quemarlas con tal de que el crujido que hacen las cosas al quemarse, alumbraran el silencio, éste acicalado silencio cuando cae la tarde, después del sismo y del puño levantado en vano. Más de trescientos muertos, más de trescientas veces en que el puño debió permanecer levantado.

Las frases de amor están muertas esta noche; las que no, convalecen por la pérdida y el peso del dolor, más que nada, por mis asonancias. 

Pero ya no quiero escribir así. Como están las cosas, escribir cualquier cosa sería bueno para apachurrar el cayo en los dedos, para despertar esa vida interior que ha sido mi única esperanza; las demás palabras, las que se hablan, las que no se escriben, son palabras de molde, prefabricadas, piel endurecida y hasta muerta. Yo pensaba que era posible inventar en el momento, inclusive lo experimenté muchas veces al escribir. Y solo porque hoy no puedo yo, no significa que usted o cualquier otro tampoco pueda.  Estoy segura que el mundo se renovará escribiendo la perfecta sinfonía de amor.

Stream Sinfonía de Amor by J3ry | Listen online for free on SoundCloud

Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red

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Crónicas De Escribir Diarios Interes Social

El juego de la búsqueda

Monet en Giverny: un paseo por el estanque de las ninfeas - líneas sobre  arte

Amigos de la pluma y el lápiz, ya es septiembre y yo apenas puedo sugerir un juego. Llegó el Covid a mi casa y con todo lo que eso implica, no queda tiempo de ninfear o de cavilar. Algunos dicen que si te da covid tienes tiempo de sobra, excepto, cuando eres la madre y esposa, es una vil mentira. No hay tiempo de nada.

En este momento escribo por la necesidad de ordenar la mente y para no pensar barbaridades. No estoy inspirada y con mucho trabajo puedo ubicar ideas como en el juego de las escondidas,  a mí es a la que me toca hacer la búsqueda, tengo que perseguir cualquier movimiento o destello de la mente.

A veces los destellos son simultáneos e inaprensibles. Me quedo deslumbrada por el rayo instantáneo del movimiento. Creo oír un trueno, pero cuando volteo hacia las nubes grises, el cielo está claro, ni una borrasca irrumpe ese infinito.

Los destellos del pensamiento se suceden unos a otros, en cambio, al que piensa le parece que se intercalan, saltando con cierto anacronismo, sin ninguna secuencia razonable, ese es mi caso. La velocidad es vertiginosa y los pensamientos quedan inconclusos en la razón. La mano más veloz en la escritura, es demasiado lenta para copiar fielmente las ideas de esa cámara sin dimensiones que es la mente.

Pero aquí estamos en la pesquisa, más por juego que por buscar algo concreto.

Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red