Es 20 de Julio, y había dicho que publicaría solo temas poéticos en el blog durante todo el mes de Julio, se me ocurrió dedicar un sólido (entero) mes a la poesía, como si no fuera suficiente pensar y ver la vida en poesía, despertarme y encontrar que la poesía no duerme, que maniobra en mis pensamientos sin descanso, que me deleita su caridad dialéctica a veces limitada, que a ratos me crece más allá de donde los ojos alcanzan a ver, y yo tan limitada y carente de vida y de amistades por culpa de la poesía. Pero la queja no es contra la poesía, ni siquiera contra el lunes, quiero quejarme del verano.
No me sienta el verano, apenas puedo moverme en ese hastío de lodos espesos, y vapores imposibles de respirar, cargados de mosquitos y residuos de polen que no floreció en la primavera. El mínimo movimiento físico rompe en sudores que duran todo el día, así que ando con tiento hasta para doblar la ropa, que sale caliente de la secadora y ha de doblarse de inmediato para ahorrarme la planchada. El café he tenido que beberlo helado para mitigar los bochornos propios del verano y de la edad. En el verano extraño el café caliente, y poder comer una rebanada de pastel con mi capuchino a deshoras. Me gustaría desempolvar los abrazos del invierno que dormitan en los suéteres y los abrigos colgados por meses.
Mi queja es porque la tristeza del verano, no se parece a la tristeza, es más bien ansiedad e impaciencia por una muerte anunciada que jamás llega. El vapor del verano empaña la nostalgia del otoño, la frescura de la primavera y hasta el reto del invierno, nada es claro en el verano, eso me hace sentir grinch. Muchas de las peores cosas me han pasado en el verano, cosas difíciles de superar, es como si esa cocción que es el verano suprimiera la libertad de actuar. Y es que se está muy bien en el verano, pero la única forma en que yo me encuentro bien, es haciendo nada, como un ciego después de un largo andar por la caótica ciudad. Estoy bien así, me siento segura en la inanición, quieta e inquieta en el interior. Esperando a que las hojas se muevan y escuchar aquel murmullo tan lejano aquí, en el bienestar del verano que desdeño.
Beatriz Osornio Morales, video de Youtube.
6 respuestas a «Quiero quejarme del verano»
El verano se gusta armado con las rutinas del descanso. Echado en el agua, en la hamaca, en el lecho, echando el tiempo a perder. Un abrazo.
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Yo como soy gato, al agua solo la puntita de los pies, jajaja. Abrazo, Carlos.
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Que formas tan diferentes de ver el mundo, cada uno en el suyo. Yo jamás me quejo del verano, son tantos meses de frío y mal tiempo los que tenemos, y dura tan poco el buen tiempo, que cuando este llega, no me quejo. No digo que estemos a 40º todo el año, pero a 30…, no me importaría. Me encantaría que España fuera uno de esos paises con clima único todo el año, en lugar de estos cambios tan grandes.
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jajajaja, así es, y yo casi no me quejo de los otros tiempos, me gustan los cambios. Solo el verano se me hace eterno. Tengo amigas que son como tú, disfrutan el verano como la mejor temporada del año. Gracias por comentar.
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¿Eterno?, ¡si mes de calor fuerte solo tenemos este!, en agosto ya no es igual, jaja. Tus amigas si que saben 😃
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Sí, ellas en el verano se mueven como peces en el mar. ¿Cómo puede ser que yo me sienta como un baboso en peligro de ser derretido?
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