Para hablar de la luna
el cielo en tus manos sin edad,
andando por calles desiertas, bajo
el abrigo que no te has cambiado
en tres días.
Dejemos las pretensiones de lado,
así hablan las palabras un idioma auténtico
Ya sea el lenguaje de las sombras
donde tu boca es mi luna,
o el encandilamiento del rayo
donde ha sido palabra.
Hablar con las manos, el gesto
la caricia más estremecedora que conozco.
Entre tanto, una temerosa sílaba
agarrada a la lengua, se detiene
de pronto ante el abismo.
Reconoce la mano que acaba de nombrarla,
sin querer, o queriendo, lo mismo da.
Dije boca y se quedó pensando
todas las bocas sin tu boca, luna.
Lo intenté de nuevo, pero tu boca se había
desdibujado, como cuando se escondió
siete meses del sol, y no sabías
qué hacer con aquello en tus ojos.
Puras borrascas, dices, tu boca.
¿dónde estás?
A lo lejos escucho mi nombre,
Dice boca, y se quedó cercana
tu boca en mi boca, luna.
Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.
UNA LUZ MÁS 