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Ciudad sin Rostro

 

Hay quien tras una sombra gris

se le desnuda el alma, en el otoño

eso puede ser una canción, un poema

para la mujer, el hombre

que se marchó hace tiempo,

y vive en un laberinto de la mente

donde se invoca a los ángeles.

 

En medio de esta ciudad decrépita

hay hombres extraviados,

extraviados de sus gabardinas

y de su melancolía;

se puede ser adicto a cierta nostalgia

cuando, en la calle

no se encuentra la ciudad ni sus rostros.

 

 

Beatriz Osornio Morales

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Arácnido

Tendida en el piso como todas las mañanas a la hora de su rutina de ejercicios, moviéndose a ritmo de la música dance que le sirve de motivación, estira los brazos hacia adelante y hacia atrás para mantener el equilibrio al momento de trabajar el abdomen. Los calentamientos previos ahora sí surgen efecto, siente pequeñas gotas de sudor  por las sienes.

Por medio del control de la respiración ahuyenta cualquier pensamiento ajeno a este instante, para Sofía cada momento es un número, (trece) pensar en números le ayuda a reconcentrarse, esto la mantiene enfocada en la cuenta de series auto establecidas en su rutina…”catorce, quince, diez y seis… Ya no cabe duda del sudor, para la tercera serie suda copiosamente.

De pronto nota un punto negro en el techo. Algo se arrastra lentamente sobre ella. Continua contando estiramientos de abdomen, lo intenta pero confirma que el punto negro es un arácnido y está justo sobre su cabeza, si este sufre un traspié, le caerá en la cara. La sola idea hace que pierda la cuenta… por lo que decide vigilar a la criatura en cada movimiento, hasta le parece haber contado las patas: tiene cuatro patas largas y delgadas, y dos más cortas y gruesas. No se alcanza a diferenciar el cuerpo de la cabeza pero adivina que tiene aguijón o fauces, desearía haber aprendido la anatomía de los arácnidos.

Pese su obstinación por observar el rastro de la araña que ahora queda oculta tras un aspa del ventilador apagado, Sofía decide reiniciar su cuarta serie de abdominales. Eleva un poco las rodillas que intenta alcanzar con la frente, sus manos sostienen la cabeza por la nuca. Encuentra molesto el aroma de su propio sudor. Momentos después de iniciar, nota que la araña ha desaparecido, se levanta y busca en el techo detrás de cada una de las aspas del ventilador, no ve nada. A menos que se haya metido entre el motor de la ventilación y el techo…una serie de explicaciones cruzan por su mente. Se levanta y busca en el piso, no hay nada, el tapete donde estaba haciendo ejercicio se encuentra impecable.

Escucha la música, ésta canción es de sus favoritas “boom, boom, boom, let´s go back to my room” deja mover sus caderas por el bit y olvida la desaparición del arácnido. No es sino hasta sentir un cosquilleo en la cabeza que cesa de oír la música (sólo que ésta sigue tocando) El cosquilleo se mueve “Por todos los cielos” exclama. Si quedaba duda de que sus poros estuvieran tapados, no hay de qué preocuparse, ahora suda a chorros. Sin saber qué hacer, sale corriendo en pánico del cuarto mientras grita pidiendo auxilio.

-¿Qué sucede? grita Juan desde el otro cuarto.

-¡Ayúdame!

-Pero ¡calma! ¿qué es lo que pasa?

Sofía esta ofuscada y no puede explicar claramente lo que sucede.

-Ayúdame, no te quedes allí parado. ¡La araña, la araña! grita mientras da vueltas señalando su cabeza.

Juan busca entre el desparpajo de pelo castaño.

No tienes nada. Has de estar imaginando.

Sofía ya más tranquila explica lo ocurrido a Juan. Este se dirige al cuarto en busca del cuerpo del delito y ella lo sigue.

Los dos notan en una esquina de la habitación que la araña se ha quedado quieta en el rincón, parece que ha tejido un comienzo de telaraña” increpa Juan.

Sofía respira aliviada, aunque no se explica lo que paso. Intenta besar a Juan. –Aléjate, estas toda sudada” Se queja este “Va! Ahora te haces del rogar pero ya vendrás a implorar mis besos Ambos ríen. “¡Ven acá!continua Sofía tratando de alcanzarlo.

Juan intenta correr pero al tocarle Sofía el hombro, un escalofrío lo alcanza por la espalda. Voltea y mira el techo cubierto de arañas. Sofía ha desaparecido.

 

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Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.

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Bosque Tranquilo y Valle

Bosque Tranquilo y Valle.

En el mundo del ensueño, las dimensiones del espacio real son irrelevantes, por ser experimentadas casi siempre sus dos extremidades, lo grande y lo pequeño son perfectamente posibles en un solo espacio. Importa más el aspecto del elemento que predomina en el paisaje, su textura, fragancia, sonidos. De alguna manera el bosque y el valle ejercen efectos antagónicos en la experiencia ontológica del ser.

El bosque tranquilo es demasiado impredecible. El aire es denso. Un bosque en calma está cargado de silencios irrespirables para un alma etérea. Para un niño que nació entre el terciopelo crecido de los pastizales del valle, el aire es la posibilidad de lo inmenso, la inmensidad de lo posible. En esa inmensidad, el niño juega a volar cometas y descifrar las nubes.

Pero el niño del bosque no sabe volar papalotes, sueña que el viento azuza los silencios de su casa. Detrás de los follajes inmóviles se fabrican tempestades, en el rumor de las hojas se esconden insondables misterios. El niño del bosque no juega, vela, pregunta, investiga, previene.

Un valle es exterior, ligero de soñar, en él se encuentran poco los misterios, pero se experimenta el movimiento, la libertad, el vuelo, todo con la seguridad de  estar protegido por la fortaleza de las montañas.

El bosque aunque es un espacio físicamente externo, siempre se experimenta como una respiración densa, espesa, lo inesperado es el factor predominante, el escondite perfecto es el bosque.

 

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Beatriz Osornio Morales. imagen de René Magritte

 

Nota: Este texto es parte de la serie Espacios Poéticos, una serie de mi arte poética.

 

 

 

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Historia Surrealista(El Señor de los Gatos)

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La historia del señor de los gatos

me ha sacado unas cuantas confesiones,

admito,

es un tipo audaz

aprendió de sus rencores y ambiciones insaciables,

aunque

dice ser un tonto

y yo le creo.

Es un mago sin memoria

le gustan los nombres,

los siameses

y decir que es imbécil,

es inevitable sentir envidia

por su fortuna de 900 ojos.

Le he dicho lo que quería;

lo que prefigura un pensamiento

y lo que viene después

no son dos cosas distintas

tratándose de un ciego,

y el viejo astuto

primero se fue por la orilla

en sesgo,

fingió ignorar mi ceguera,

en sesgo,

con esas manías felinas

de abrir con el lomo una flor que no está

y andarse por las ramas,

para tirar el salto

que esta vez di yo en el bache,

Lo dije es cierto, contrariado

por la sensación de hundirme en el charco,

pero prometió guardar el secreto.

Cuando veas, por decir algo, o escuches venir

al señor de los gatos,

pretende no saber lo que te ha dicho

un ciego que ya no es,

tírate al piso, aparenta confianza

haz que confiese

es la única forma de saber

si en realidad el señor de los gatos

es un mago sin memoria,

pero no permitas que se acerque a tu corazón,

confía en tu audacia felina.

 

 

Beatriz Osornio Morales, imagen de Marc Chagall.

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Déjá Vu

Es posible que  en esta letra

de carbón inscrita

reconozcas una voz querida

endeble línea

enarbolada

veta de madera en fuego

 

Que adentro quieras

es posible

como yo

en el cóncavo de la hoja

oquedad de vientre vivo

palpitar

 

Es posible que no muera

el olvido

 

Que afuera oigas del trigo

cantar al aire las espigas

que distingas las vibraciones

del dedo contra las cuerdas

del viento

ya lo hemos vivido

 

Es posible que salgas de ti

alcances un paraguas

y vayamos a caminar

mientras yo escribo

lo que no se ha dicho

porqué no

 

que silben los trenes

a esta hora donde estés

que te haga ilusión algún regreso

alguna sombra de pérgola mojada

me verá venir a lo  lejos

 

Es posible que las calles

se nos abran de brazos

 

¡ Corramos a encontrarnos!

 

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Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.

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Neil Gaiman y Fahrenheit 451

¿Qué pasaría si tú te permitieras  pensar cualquier cosa, es decir, cualquier cosa?

Algo opuesto a la realidad, supongo…¿no necesariamente?

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En un discurso Neil Gaiman habla sobre Ray Bradbury, específicamente habla sobre su libro Fahrenheit 451. Dijo sobre éste, que al parecer Ray se había hecho la pregunta mágica “¿ Y…si? sobre el papel que juegan hoy en día los miembros del departamento de bomberos. La pregunta de Ray Bradbury que comenzó la  aventura del maravilloso libro, cuyas imágenes aún tengo frescas en la memoria, según Gaiman fue ¿Y si en nuestra sociedad el departamento de bomberos en lugar de apagar fuego, hiciera fuego quemando los libros, cómo sería el mundo?

De esa forma, Ray Bradbury construyó un mundo distópico en el futuro, contado en tiempo presente para responder a la pregunta que lo origina, aquí la tecnología juega un papel fundamental y de primer plano en el modo de vida de la sociedad norteamerica. Los libros son prohibidos así que existe una flotilla o comando de fuerzas especiales dedicados a decomisar libros e incendiar los lugares donde se posean, inclusive una de sus tareas es la persecución de aquellos de quienes se sospecha la posesión de libros. Es un mundo sombrío, con un lúgubre olor a humo y secretos. Está narrado en una exquisita forma metafórica. A mí me encantó ese libro cuando lo leí hace unos tres años por lo menos.

Mientras leía el discurso de Gaiman, me vino a la mente que  a veces a uno se le hace escandaloso permitirse pensar cualquier cosa, pero si Ray Bradbury no se hubiese permitido hacer una pregunta escandalosa sobre los bomberos que son vistos como héroes en USA, o sobre lo que ocurriría si los libros fueran reemplazados por la tecnología,  Fahrenheit 451 quizá no existiría. El título es un tanto hermético y para muchos, pasa como un enigma inadvertido, pero es una referencia al grado de temperatura en que el papel arde, hay cierta genialidad en este trabajo literario.

El discurso de Gaiman viene incluído en una colección de textos, donde amenamente nos da un punto de vista sobre variados temas de importancia artística, el libro se titula precisamente “ El Punto de Vista desde el Asiento Barato” Me llamó la atención no solo el título algo descreditado, sino que me gustan las novelas de Gaiman y no se diga las de Ray Bradbury, y qué mejor estímulo que encontrar a Gaiman hablando sobre un trabajo de Bradbury. Leí solamente ese discurso sobre Fahrenheit 451 que descubrí en el índice del libro. El autor no se ahonda mucho en el tema, pero con el sentido del humor que le caracteriza, Neil Gaiman me convenció de leer el resto del libro en cuanto le ponga la mano encima.

Permitirte pensar cualquier cosa no necesariamente significa que tenga que ser opuesto a la realidad, puede que se trate solamente de imaginar distintas posibilidades de la misma, esa es una de mis tácticas para escribir poesía, pero puede aplicarse a cualquier acto creativo, ¿no?.

 

Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.

 

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Excusas de la Razón

 

Las razones no siempre explican algo erróneo ni lo justifican, mucho menos lo solucionan. En ocasiones las razones son excusas.

Tantas situaciones particulares y yo me encuentro dilapidando el embrollo de preguntas y encrucijadas,  propias y ajenas.

Ahora que en México se ha puesto de moda escribir del narcotráfico, o más bien, de los carteles,  la guerra y sus secuelas, muchos nos preguntamos  ¿Para qué escribir, detendrá eso la brutalidad de los sicarios, o arrimará leña al fuego de la inseguridad?

Para entender, dicen. Pero entender una realidad no siempre cambia algo.

El negocio del narcotráfico difícilmente será afectado porque el resto de los individuos entiendan las razones de los sicarios. Como ejemplo pondremos el tema de la corrupción en México,  se ha estudiado en las últimas décadas hasta el cansancio, y no se ha podido encontrar solución, ni  con cambio de presidente del mismo partido, ni con el cambio de partido como cabeza del poder ejecutivo, ni con marchas forzadas o pacíficas de sindicatos de trabajadores y movimientos estudiantiles. Se le exige al Presidente que haya justicia. Un solo individuo no puede mover  el monstruo del congreso. Si acaso el presidente propone un cambio o una ley nueva, ellos se encargarán de que los intereses del Sistema no se vean afectados al asumirla, de lo contrario se rechazará ¿Pero cuáles son los intereses del Sistema? Los intereses del Sistema deberían ser los intereses de los ciudadanos mexicanos, pero todos y cada uno de ellos, no sólo los de la burocracia. El Presidente terminará aceptando las imposiciones del congreso.  El poder ejecutivo y el Judicial están bajo la sombra de los Senadores y Diputados como salvaguardas del Sistema y la Constitución, disque para que no haya abuso de poder. Aún así, el presidente nunca es una perita en dulce.

Se necesita un Sistema político menos elitista.

Así que entender es, si acaso, una parte del proceso de cambio, pero se necesita una acción para efectivamente iniciar el cambio. Es por la acción que el individuo realmente influye en la realidad de su entorno.

Ocasionalmente, he sentido que la palabra tiene un poder parecido al de una acción. Con palabras pueden hacerse saber las emociones y los pensamientos de los individuos de un país, también pueden hacerse y establecer  reformas en la Constitución. Y es por medio de palabras que llegamos a entender y a razonar la realidad individual y común.

Otras veces, como hoy, que ya nos parece normal ver en las noticias y en los diarios,  todos los días reportajes a cerca de levantones, secuestros,  mutilaciones y asesinatos a lo largo de todo el país,  siento que la palabra se debilita y es ineficaz ante una realidad mezquina que sobreviene por encima de todo razonamiento. Y es entonces que nos preguntamos ¿Qué es la palabra? ¿Para qué hablar, escribir, pensar, entender, razonar, porqué todo? ¿Dónde está el poder de la palabra? ¿Lo han robado o nos ha abandonado? ¿La fuerza de la violencia “legal” funcionará? No está funcionando.  Así, las palabras ya no sirven más que para entretener el tiempo, su poder de acción se descubre limitado, la palabra de hoy paraliza.  Se quiere gritar y la palabra está débil, no se sabe con qué alimentarla para recobrar su fuerza. Y yo, sin embargo, me aferro a ella, como un naufrago en altamar se aferra a cualquier objeto sólido, a su recuerdo, y a su sueño de volver a pisar tierra firme.

De pronto, a mi voz debilitada, se unen otras voces, ininteligibles todavía, pero ya nos alcanza su ruido, ya se adivina su fuego interno.

 En medio de la tempestad, el naufrago  vislumbra un montículo a lo lejos. Su rostro irradia de felicidad, sus ojos se inundan y grita: ¡Tierra, Tierra, Tierra! Por ese grito, cualquier excusa es válida.

 

A todos los mexicanos en nuestro mes patrio,  les convocamos a no perder la esperanza en el cambio.

 

Beatriz Osornio Morales. imagen de la red.

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LUGAR DE ENCUENTRO

 

En la pequeña curva

de tu nombre

encontré refugio.

Se abre

cada tarde,

y deja que el ámbar

sea luna.

 

Los pájaros

juegan en tu nido.

Algunas veces,

los gatos salvajes

te devoran,

y ya eres tú también

uno de ellos.

 

Tu casa abandonada

está en la montaña,

en la cima del frío.

A veces vuelves

con tu literatura nueva.

 

Yo fui de los pájaros

que juegan en tu nido, yo soy tu casa,

la que se abre cada tarde

para que la luna

sea ámbar.

 

Estoy

en la curva de tu nombre,

esperando que vuelvas

a mi nombre.

 

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Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.

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Una Mujer tan Dulce

LA PRINCESA CARAMELO 

  

A siete días de su abandono:

Se fue por mi propia voluntad

Y la dejé volar igual que un papalote al viento

Pero siempre conservé la cuerda entre mis manos.

 

A catorce días de su abandono:

Me falta la venenosa dulzura de sus besos

Y mi sangre hirviente no busca quien la sustituya

Todos afirman que su abundancia me enfermaba

 

A veinticinco días de su abandono:

Estoy perdiendo peso con su ausencia

Los ángeles blancos también se congratulan

Solamente yo la sigo extrañando

 

Y el mundo ya no me sabe igual       tan desabrido

 

A tres meses de su ausencia:

Me siento mejor pero no logro olvidarla

Miles de cosas me la traen a la mente y al paladar

Todavía tengo en mi boca el diario café

que endulzaba mis mañanas

Y todos los postres que a la postre me mataban

“Pues a pesar de ser tan dulce

Tenía amargo el corazón…”

 

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Texto: Francisco Javier Larios. Imagen de la red.

 

Mi gratitud para el maestro Larios que compartió conmigo este poema, y me gustó tanto que le pedí permiso para compartirlo aquí. Espero que lo disfruten tanto como yo.