Hoy, ciego deleite de estropear a los transeúntes. Esmeril de ojos. Cisne en la noche del boulevard de tu espalda, y del arco gris donde te sueño. Torpe brazo, extendido hasta la curvatura del insomnio. Un solo desliz (oigo la respiración) para tocar el pozo cálido de un cuerpo, soltar la polea lentamente... Beatriz Osornio Morales, Imagen de la red
Categoría: Series
Todos Sabemos del Tiempo
I
Una fecha más se cumple todos los días,
la conciencia de ello lo vuelve inevitable.
Se buscan antídotos para que el tiempo
se detenga en el momento preciso,
pero hay casualidades que no llegan
ni con la utopía ni en la ciencia.
La rueda del tiempo no se detiene,
ha sido por los siglos invencible.
Los humanos hemos intentado
romper el absurdo
untándonos las miradas de los amorosos,
cortamos flores para evitar que se mueran
porque algo nos dice que entre los afectos
todo se salva,
al centro de la mesa o entre las páginas
de un libro las flores están a salvo del frío,
del calor, el polvo y
la voracidad animal, del hambre.
Juego inverosímil, y el viento del misil
pudo haberse gestado en charlas de café
sabiendo que un beso es la mejor arma.
En medio de las guerras diarias
nos ocupa enjugar
las lágrimas de hombres,
mujeres y niños,
sin otro recurso que
el contenedor de las manos,
la imaginación, los ensueños en esquirla
o la inocencia del recién nacido,
salvan todo eso, más, pero argumentamos
¿Quién estableció el asunto
del tiempo, cuándo?
¿Ya era y lo descubrió
un nómada en su aburrimiento,
lo percibió
pájaro en vuelo, arena?
Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red
POEMA TRANSPARENTE
II
Trajo su cuerpo de ala
reclinandolo justo sobre mi voz
De nuevo ésta piel
es la flecha que conduce a lo más alto
III
Ondear su mano con lentitud
en semicírculos
moldea mis senos en alegría
hilo de humo
trozo ligero de sus ojos
del vuelo suave que es
la desnudez
Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.
Despertar de Adán
1.
Caen gotas
en tu frente
su silbo murmura apenas
la humedad.
Adormecen el dolor
de las sienes,
entibiecen
las gotas
de ti.
2.
Reclinas
tu cuerpo
bajo ese árbol,
cierras los ojos…
3.
La luz cae
susurra en tu pelo
te dora los labios.
4.
Cubierto de niebla
despiertas,
hueles a tiempo
a humedades pasadas.
Miras
las aves de cromo
el espejo de un rascacielos,
el andar vacío
de ojos
que no reconoces.
Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.
Estar Lejos Estar Cerca-cierre
IV.
Ahora ¿Qué hago yo contigo,
con tus manos que ya no tocan,
tus manos de hueso y humo?
¿Qué hacen tus manos
con su pulserita de hilo?
Me preocupan tus manos,
recuerdan una garganta de ahorcado,
un abrazo de niño, niño
que no hemos nacido, distancia
infranqueable entre nosotros, la lluvia,
el mundo.
El dolor es un entierro vacío que
lo contiene todo, sin habernos visto, nos penetra.
Los que ven, pueden ver
desde la tumba de mis ojos,
donde te sepulté hace tiempo, aterrados.
Qué mejor que un hombre triste, mujer triste
que nos hace reír, nos hace cosquilla en los labios
y se va lejos para estar más cerca, abyecto.
Recostado en mi corazón, te encuentras
líbido cuerpo, palpitar desnudo, pezón erguido,
palabra.
¿Qué se siente estar palabra, canto, sustancia, ser,
prenatal misterio?
Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.
Nota: Con esta entrada damos cierre a la serie Estar Lejos Estar Cerca publicada previamente en la revista multidiciplinar Tipealia. http://www.tipealia.es
Espero que hayan disfrutado el poema.
Estar Lejos Estar Cerca III
III.
Hablar de amor es oscuro
como un pájaro caído, me lo dijo una mujer
que conozco, una mujer
que piensa que allá, donde ella no ha estado
los hombres no saben abrazarla.
El amor se ha vuelto una casa
de ojos cerrados, multitud de ojos, la tierra.
Ellos también saben que te quiero, se compadecen.
Los que miran, no miran, pero señalan
el loco, triste, extraño mundo
del que te hablo,
como si existieras.
Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.
Estar Lejos Estar Cerca II
II.
La televisión habla del mundo, dicen
que es del mundo que habla ; las mujeres
se han hecho soldados, granadas
campos de batalla, enemigos desconocidos.
Los hombres prefieren matar a distancia,
morir a distancia, vivir, así es la vida.
¡Ah, qué mundo tan loco!
ya no da vueltas, se ha ido.
¿Dónde está el mundo vagando, libélula?
He salido a la calle;
extraviado círculo de fuego, fuego extraviado del
fuego
y del incendio, rodando.
No me reconocen los niños,
el mundo
la calle, las cochinillas, la caída del sol en las aceras.
Te digo que no es lo mismo,
yo no lo he visto… las moscas son ciegas.
Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.
Estar Lejos Estar Cerca
A todos los tristes del mundo.
I.
Este corazón de azúcar es irredento, no entiende las cosas
anda cojo con la visión del mundo, el golpe
del mundo,
un insecto.
Anda triste el corazón de luna, enfermo de luz
directa,
de ti, de ésta pared vacía
donde te lo cuento todo, para que te rías de nuestras
cosas,
todavía puede hacerte reír, qué bueno.
Pero el mundo,
¿qué hacemos con el mundo aparte?
se pone a llorar como un niño,
como una casa pequeña
donde caben apenas, la mirada y la tierra.
Y este corazón de piedra,
terrón de azúcar diluida,
te lo cuenta solo a ti
como si te quisiera.
Pero ¿qué hacemos con el mundo partido, llorón?
me llena de ternura,
me revienta la yema de los dedos, como granos,
panales de avispas repletos de miel,
semillas.
Beatriz Osornio Morales,
Poema publicado previamente en revistas digitales, Tipealia. http://www.tipealia.es y psicoactivo.com. imagen de la red
II
Pocos entenderán porqué tuve que ir tan lejos
a recogerme de donde nunca antes estuve.
A ti, a quien jamás te dije una palabra
lo has entendido ¿cierto?
Creí que estaba de pie y podía por fin
volver a casa conmigo, pero este dulce
acto maligno de empezar de nuevo,
una y otra vez me lleva
de café en café, de bar en bar
escudriñando muecas en el humo que no veo,
alerta al mínimo estrépito
que irrumpa el mundo aéreo del silencio,
a ese rumor no identificado
quiero atraparle en plena caída,
y en ascenso
recoger cada brizna de lo que es, el ruido
de tu paso, las noticias que lees, la mano
untando loción en tus piernas,
su aroma fresco,
atraparlo todo a vuelo de mosca
y empezar de nuevo.
Beatriz Osornio Morales, Imagen de la red.