Categorías
Interes Social Literatura Series

Las Ciudades de Adán y Eva V

El derribo

Las cosas habrían salido a pedir de boca, excepto por un cabo suelto que no habían logrado terminar de cortar. Es culpa de Agar por no acatar órdenes, siempre opta por hacer las cosas a su manera. Ya solo faltaba cortar las amarras del lado de Eva, cuando oyeron chillar las sirenas del bote patrulla, venían del lado del mar. Asustados por el resplandor de la luz azul, corrieron a esconderse en un pasillo oscuro y solitario que estaba cerca, incluyendo Agar a quien le tocaba maniobrar esa amarra.

Temerosos de ser vistos, se fueron alejando en silencio hasta otra calle solitaria. Ya estaba amanecido. No sabiendo la respuesta que darían al líder, se quedaron a buscar una explicación que los justificara por no regresar a terminar el trabajo asignado, pues habían sido advertidos que si algo salía mal, todos serían culpables, como sucede en trabajos de grupo. Fumaron, deambularon, incluso vieron pasar a una mujer que los observó con sospecha, su primera reacción fue seguirla, más no sabiendo lo que vendría después desistieron al verla doblar la esquina. Imposibilitados para solucionar el error cometido, decidieron darse a la fuga por los túneles. Pero el pensamiento de tener que pagar por el error de Agar, se los iba comiendo en silencio. Después de andar un tiempo los cuatro juntos, decidieron confrontar a Agar y poner en claro que las cosas no se quedarían a sí. Y condenados a la discordia, el grupo de cuatro hombres se deshizo. Agar fue amenazado de muerte si no decidía él mismo cambiar de camino.

Solitario, Agar desapareció por un túnel con escalinatas que bajaban, interminablemente. Sentía el pobre hombre que no podía ver ni una pizca de luz, y tragado por las entrañas de la tierra,

Agar también se abandonó a olvidar el derribo de las dos ciudades.

B.O.M. Imagen de la red.

Categorías
Cuenteando Interes Social Literatura Series

Las Ciudades de Adán y Eva IV

Psicólogas alertan: "El principal problema del acoso sexual es que no se  educa a los hombres"

La persecución

Angela había salido temprano esa mañana a recoger su entrega de panadería, como todos los jueves, llevaría refrigerios a la escuela de su hijo para que los niños comieran en el recreo. Este pensamiento hacía sentir a Angela satisfecha, cuando, de regreso a casa había un grupo de hombres discutiendo, alzaban la voz amenazante en contra de un señor apresado hacia la pared. Angela trato de no voltear, como están las cosas, las circunstancias no se prestan para malos entendidos y resentimientos, fingió no ver, pero un hombre delgado con chamarra negra a cuadros, al momento de voltear para tirar la colilla del cigarro que fumaba y poner el pie encima, vio que Angela apresuró el paso. De inmediato, quizá pensando que una mujer había escuchado la discusión, las cinco miradas de los cinco hombres comenzaron a seguirla, después simultáneamente, los pasos se sucedieron murmurando amenazas inaudibles.

Ella sintió los pasos lentos pero firmes de los hombres que la seguían.

Logrando perderse de sus perseguidores tras de una esquina, Angela recobró el paso tranquilo. Llegó a casa antes de lo acostumbrado. Esa mañana fue la última vez que prestaría ayuda en la cooperativa de la escuela.

A su marido se le vio esa tarde volver de la pesquera, donde trabajaba como estibador de pesca mayor desde que su padre se había pensionado en el mismo puesto.

Esa noche fue larga. Ni a Angela ni a su familia se les ha vuelto a ver.

B.O.M. imagen de la red

Categorías
Cuenteando Literatura Series

Las Ciudades de Adán y Eva III

trascendental - PLAYBOARD

El Éxodo

En el tiempo de La Gran Emigración, muchas fueron las personas que emigraron de las ciudades ancestrales de Adán y Eva, algunos motivados por el capítulo anexo al libro reglamentario que especifica que “Todo individuo es libre de emigrar” otros movidos por la curiosidad que una mujer extranjera despertó a su llegada y después a su partida, y otros a consecuencia de las dificultades que la gran emigración causó, pero siempre hubo los que se opusieron al cambio de la realidad.

Se formaron grupos de un lado y de otro para protestar en contra de la reforma, sin embargo, en vista de que la mayoría estaba de acuerdo, la ley siguió su curso. Y los grupos también siguieron de forma callada organizando interposiciones para impedir el acceso a extranjeros.

Se presume que una noche, de forma arbitraria se derribaron los puentes de mayor tránsito.

Vansen, un hombre de complexión gruesa y fuerte fue uno de los primeros que se declaró abiertamente en contra de la nueva ley, y aunque una vez aceptada la ley, él se mostró cooperativo con la causa de las mayorías y apoyó a la administración de su gobierno, fue también el primero en parecer sospechoso por el derribo de los puentes de Adán.

Al ver que las investigaciones no mostraron pruebas definitivas a cerca del culpable, los gobiernos se culparon mutuamente. El ambiente social empeoró, convirtiendo la vida cotidiana de Adán y Eva en situación de peligro.

Familias completas salieron huyendo por la ruta de los subterráneos, por ser ésta una de las menos vigiladas.

B.O.M. imagen de la red.

Categorías
Del ciego que midió el tiempo en pasos Literatura Poemas Series

Del ciego que midió el tiempo X

Continua marcha

hacia el aroma de anís,

la hora prometida.



Un solo signo

guía la imagen, desnuda.

Línea que principia

como eco anticipado

al grito, atraída por murmullos,

al amoroso caos

de la creación.





Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red
Categorías
Haikus Literatura Poemas Series

Haiku3

Oyes la marcha
flotar, en el silencio;
ligero sueñas.


Beatriz Osornio Morales, Imagen de la red
Categorías
Del ciego que midió el tiempo en pasos Literatura Poemas Series

Del ciego que midió el tiempo en pasos IX

IX

Ruidos ajenos, pero cercanos

al bosque de mi habitación,

llenan de música la penumbra, mas

la música viene de otra cámara,

de una mujer

que descansa el violín entre sus piernas,

(es una media luna) acorde pausado

por sus dedos

se fuga al contratiempo,  gemido

…ramificación de luz

en la ceguera.




Beatriz Osornio Morales. Imagen tomada de la red.
Categorías
Literatura Poemas Series

Barro II

Aire, en la noche de tu suelo

me recuesto mirando

el oriente de tus labios,

donde asoma el amanecer

con su cuerpo de malva,

luz, lamiendo el barro

crudo de la piel,

entre los dedos

la carne se hace fuego

Beatriz Osornio Morales

Categorías
Del ciego que midió el tiempo en pasos Literatura Poemas Series

Del ciego que midió el tiempo en pasos VIII



Un canto de colibrí

entre los muertos.

Escaleras abajo

el sabor a dos bocas.

Tu risa cuando no es mía

duele de aquí a

no recuerde.


Descender.

Tocar con  pared,

encontrarse una vez más

minutos arriba, escalar y topar.

Descender inútilmente, hasta

que se agote el tiempo,

descomponga el reloj

de las rodillas, y minuto a minuto

arremetido,  dar tres pasos más.

Atrás, por fortuna y felicidad

ya hemos cruzado

el agujero negro de tu pelo.




Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.
Categorías
Literatura Poemas Series

Barro

I

Tierra, haz de mi

lo que quieras,

haz de mí el día

o la noche abismo,

amasame la piel

con tu mazo de luz.

Agua, hazme infancia

rodeada de tu abrazo.

Hazme tuya.

Beatriz Osornio Morales