¿Te permites demasiada tristeza?
La tristeza no pide permiso, pero tampoco tienes que invitarla a sentarse contigo, a comer, a dormir, a bañarse contigo, mucho menos a que te peine el cabello.
A algunos les funciona estar tristes, ver al espejo y acusarlo de nostálgico, demente, y así van por los días con su traje de reflejo impenetrable. Y no sé porqué los tristes son tan concurridos, la gente los compadece. Ese es solo el comienzo, pronto, el reflejo se multiplica.
En el otoño no me permito estar triste, es demasiado bello. La belleza extrema duele tanto o más que la tristeza así que… elijo la belleza sobre lo triste.
Pero hay cosas, situaciones; una canción, un poema triste que puede también ser bello. El niño perdido en Coco. Algunos buscan un sendero de flores para volver, pero a veces la memoria no florece y ellos son olvidados. El mundo olvida.
He tratado muchas veces escribir sobre el otoño, describirlo detalladamente, pero no hay tristeza suficiente y encuentro que tal acto, tal intento suele achatar la experiencia de lo bello.
No me permito tanta tristeza, solo un poquito para describir auténticamente lo bello. Tienes que ser osado si quieres hablar de eso y renunciar a su experiencia total. Solo así se puede captar la belleza extática. Solo así florece la memoria en el verano, el reflejo deja de ser impenetrable, y los que han partido y estaban perdidos encuentran el camino de regreso a casa.
Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.
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