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A tiempo

Tu tiempo refleja qué es lo más importante para ti?

¿Cómo rayos vine a parar aquí? No sé, y por más que lo he pensado, estoy llegando a la conclusión de que es imposible saberlo. Es un instante de lo más extraño, podría tener 13 o 14 años de edad. Todo es estúpido últimamente, sobre todo la escuela.

Segundo año de secundaria equivale a:  matemáticas- ¡dénme un tiro! Idioma..pff, igual a escribir ensayos sobre bobadas, y si no, baja la calificación-sermones en la casa-eso de acostumbrar a los padres a las buenas calificaciones– Álgebra-no sirve para nada-los maestros de matemáticas escupen ratas y veneno para matar ratas, matar ratas es estúido.

El profesor de inglés piensa que es un catedrático, pero no del idioma sino de literatura, de filosofía, de escribir libros, books, aparte, se pone roñoso con la gramática y la ortografía. Para colmo mi mamá piensa que es normal. ¿Qué le pasa a este mundo?

Una de las cosas que extraño es jugar sin pensar en el tiempo, ahora todo tiene que ver con el tiempo, a tiempo todo, a tiempo, a tiempo, y al tiempo no le caigo bien, estoy seguro.

Los adultos parecen ser amigos del tiempo, hacen todo a tiempo sin quejarse. Yo, por primera vez en mi vida, me doy cuenta del tiempo…y en qué forma.

Este es un…era un instante de lo más extraño…

B.O.M. imagen de la red

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Entre nosotros

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Había luz entre nosotros…una luz parecida a un pensamiento, enjambre de abejas, el revoloteo de mariposas en el estómago, un pez que roza las aletas contra las algas.

Había luz, es todo lo que sé. Esa luz quebró la distancia, los fueros y la responsabilidad. 

Aquí guardo algunos fragmentos de luz.. Su presencia es también sonora y refleja una  multitud de las caras de la casa; el candelabros pendiente del techo, un escritorios, una esquinas de ventana por donde entran pedazos de árbol y hojas de cielo, apenas se distinguen. En otro fragmento se observa la parte inferior de la mesa patas arriba, nadando contra el techo, en otro pedazo, la luz me flota, mi cuerpo rebota contra el ricochete de los reflejos.

De pronto, todos los reflejos se revuelven en mi cuerpo hecho pedazos. Estoy en todos los reflejos, no estoy en ninguno. Soy y no soy: Son reflejos que la luz que hay entre nosotros, cada vez más débil, refleja contra la nada, la nada dividida por el ruido que hace el rompimiento, la nada que irrumpe por obra de la distancia, la nada hecha trizas por ti y por mi en un abrazo.


B.O.M. Imagen de la red.

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Ruido de moscas

Pero no caí. Me agarré a una cuerda vieja que colgaba del techo antes de todo. Aún estoy pendiente del más mínimo giro, y del ruido de las moscas, a quienes estoy profundamente agradecida por mantenerme despierta. Sería una catástrofe quedarse dormidos así.

He visto caer cuerpos  desde que ocurrió el colapso, los he visto perderse en el derrumbe, algunos gritando con las pocas fuerzas que quedaban, otros sin tiempo siquiera de despertar.

Quedamos tres aferrados a la cuerda,  esperando que ésta resista el peso. La cuerda quedó atorada en una varilla a la hora del derrumbe. 

No queremos caer al precipicio de los escombros. De pronto, uno de ellos empieza a gritar y a sacudir la cuerda. El verdadero peligro está aquí, en la cuerda de la locura. Yo sigo pendiente del ruido de las moscas.

B.O.M

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Desechos

No voy a disculparme por la falta de una barredora de sueños. Hace como dos semanas que no pasa por aquí. Los restos de la noche se acumulan amontonados por allí en las esquinas de las calles, entre el olor a orina,  los sueños y las pesadillas, arrastrados por el viento del día, se van enredando a los desechos del ensueño y la lujuria, a las firmas de contratos,  a las llegadas tarde y  las nunca llegadas, pegándose a la mejilla hormigueante del beso. Ah! el beso… se ha quedado atorado en la manga del saco de un borracho. El tren a Ixtapaluca se acerca,  parece que viene a tiempo.

Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red

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Alicia años después del país de las maravillas

Alice in Wonderland [2010] - IGN

Llegué de trabajar a las 2:30. El estaba sentado en el sillón con un vaso de agua y hielo, más hielo que agua.


Dijo que no hacía mucho había terminado de arreglar la puerta de la barda en la parte de atrás de la casa, por donde estaba el pasadizo. Recién terminaba, dijo.


Asumí que no era tan recién, pues estaba vestido con ropa normal, no de trabajo, lo que indica que ya se había bañado, y por el olor en la cocina, había comido. Dos rosquillas con queso…dijo.


Luego saltó al tema de las botas… mis botas cafés. Cuando entró de arreglar la puerta, se topó con unas botas que parecían listas para tirarse a la basura, para llorar. Entonces ví las botas relucientes.


-No soporto ver una persona con los zapatos sucios, dijo- Eso lo sabemos los dos. Yo lo sé y sentí un poco de pena ante el nuevo lustre de las botas.


Le agradecí que las haya limpiado, al tiempo que sonreí divertida por su intolerancia, ¿o es amor?


Más tarde me sentí eufórica no sé porque, fue como pasar de una realidad a otra más emocionante. Analicé un poco y una parte mía insinuaba que era buen augurio, intuición de que algo bonito iba a ocurrir nuevamente. Otra parte de mi, me previno de confiar en esos arranques que a esta edad podrían ser trampas hormonales. La vida nunca es lo mismo después de Wonderland.



Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red

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Estoy pensando

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«La enfermedad viene de lejos» J. Sabines

Estoy pensando mucho rato, estoy demasiado, pienso…

Pensar los días uno tras otro, así se te acabará la vida, sin vivir, puro pensar. Consumiéndose poco a poco, como una colilla de cigarrillo encendido, pensar, aventarla al piso, lo más lejos posible, pienso. O recogerla y fumar,  así se acaban los días en puro pensar. Pensaba.

El profesor de inglés es nuevo, su asistente alemana de sonrisa clara, un salón de clase frío, los chicos haciendo ruido, y yo, solo pienso lo que pienso, sin vivir la vida.

Estoy pensando mucho rato, estoy, estaba.

B. O.M imagen de la red.

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Regar la vida

Crecí a pesar de todo, a pesar de la estupidez que casi me mata.

Crecí sabiendo que se riegan las flores, los árboles y los seres vivos.

Pero la vida (la que está dentro de mi) me ha enseñado que algunos riegan las tumbas de los muertos. Quizá esperan que crezcan más.

Yo les digo que a mí, lo que me hace crecer aún, es la lluvia.

Beatriz Osornio Morales, imagen de pinterest.

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Mirando el reloj

Hay un gato en mi buró. 

Se la pasa

lamiendo los pelos y los bigotes

en el tiempo.

¿Lo habré imaginado?

Se tira de espaldas

y siento que tira el tiempo del reloj.

Su flexibilidad felina 

es escurridiza,

no puedo quitarle los ojos

de encima al tiempo.

Beatriz Osornio Morales, imagen de la red

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Incendiario

¿Qué puedo decirte sobre el fuego?

Recuerdo excelsas lenguas de fuego ardiendo en el espacio, y todo lo que estuviera a su paso  pulverizaban. Tremendas mariposas de ceniza volaban por el aire.

El fuego eran palabras mayores para un niño que, una noche,  quiso separar una llama de la imponente hoguera con que se alumbraba la noche celestial. Y enredándose la llama a la cintura como una serpiente, intentó llevarla al agua, quiso prender la hoguera bajo el agua de la alberca, pero al tocar el agua, la llama desapareció sin que el niño, yo, ni nadie, supiera dónde habría ido a parar. Incluso los ojos se convirtieron en otra pesada noche sin fuego, una noche capaz de aplastar la tierra con su peso.

Al niño le dolió tanto la separación del fuego que tuvieron que trasladarlo al hospital, donde lo envolvieron en vendas alrededor del dorso.

El fuego es como un mal amante; duele cuando lo tienes y duele cuando no está, dijo un día.

Ten cuidado porque tengo manos de fuego. Siempre lo supe. De chiquito mi mamá solía confirmarlo cuando rompía algo “tienes manos de lumbre” sentenciaba. Y yo me iba por allí creyéndome el incendiario del pueblo, persiguiendo mariposas negras.

B.O.M. Imagen de la red