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La magia del Momento Literatura Poemas

Sin separar los labios

5 beneficios de los besos

Entro y salgo de ti,

como de una casa vacía

en medio de la ciudad tumultuosa.



Con la yema de los dedos abro

suspiros,

separo torrentes y despierto

 el fuego más allá de tu sombra,

tu sombra cubierta en humedad,

recorro su volumen

de pierna bien torneada.



 Un árbol me sigue con la mirada

hasta tu  pozo dulce, cálido

 ramifica nuestro brazos

internos.



Unidos, los pájaros cantan,

el  fruto madura.

Hacen nido en los vientres

amorosos, las mariposas.



Entras y cierro la puerta,

con suaves palabras

abro ventanas en tu pecho.



Tú arrimas las manos al fuego,

me besas,  y así

frente a frente,

conversamos sin separar

los labios.




Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.
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De Sus Sueños La magia del Momento Literatura Poemas

Huellas

Hablo de un sueño
porque me ha tocado con su pluma
su caricia líquida entre manos
vierte delicados hilos
en mi pecho.


Sus dedos ascienden
en  dirección a
 los cuatro puntos cardinales
de mi cuerpo
¿Quién percibe mejor la luz etérea
sino el pájaro que ya fue vuelo?


Entre los hombres
nadie que menciona la claridad
puede sospecharla siquiera
sino colgando de un péndulo
abismal.


Entonces el hombre
vuelve a ser aquel viaje
que apuntaba
hacia la cima del monte Everest
lleva sus pies a pesar
de saber
que el pesado tiempo
se aligera
cuando está cerca del fin.


Del ser condenado a morir
 sólo queda un  bosquejo
ingrávido como huella
que ha tocado el cielo
y sabe que por fin
alzará  los brazos
en un grito pletórico de triunfo
Mientras tanto sueña-
huellas en la nieve.




Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.
Quién y cómo hizo estas misteriosas huellas en la nieve?
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De Escribir Interes Social Literatura Uncategorized

Cartas 4

De Virginia a Vita, miércoles 2 de Febrero.


Virginia Woolf Was an Avid Photographer, Too—See Her ...


No hubo carta tuya ni hoy ni ayer. Me desperté muy melancólica en medio de la noche. Se está yendo el efecto de mi narcótico. ¿Por qué se ríe de mí la gente?, pregunto. Sabes, es una gran cosa ser un eunuco, como yo; quiero decir, no saber cuál es el derecho o revés de una falda, eso hace que las mujeres confíen en mí. Aquí en mi cueva, veo las cosas cuya luz vosotras, criaturas resplandecientes, ocultáis tras vuestra luz.

No, no tengo un resfriado pero estar aquí escribiéndote en medio de todo este desorden, es como tener uno. Hasta el momento no he podido abrir un libro sin ser interrumpida. Y luego tú no estás… Me encuentro a merced de la gente, sola. Como un objetivo lamentable, incapaz de expresar sus necesidades. Cómo me has desmoralizado. En cierta época yo era una mujer vigorosa, pero ahora todo me resulta frágil y laborioso mientras pierdo el tiempo levantando la tapa de mi cerebro para ver si hay allí un pez flotando, un nuevo libro. No, por el momento no hay nada.

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De Sus Sueños Literatura Poemas

La grieta

“Soñaré si me da la gana”

Mi muerte debería ser asunto mío…
pero de pronto, alguien muerde
el borde a la última palabra, y
algo blando grita dentro de la roca.

El sueño se defiende
de quien quiera hurtarle su paraguas,
o morderle los labios, piedra preciosa.

Ignoro qué extraña fuerza
me lanzó fuera de mi, aún
tengo adormecida la quijada.

No sé el verdadero nombre de la muerte.
Por si acaso, antes de despertar
hay que tapar la grieta.
Con un beso se sella la fisura.
Soñaré en su cuerpo.



Beatriz Osornio Morales, imagen de la red

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Crónicas Cuenteando Interes Social Literatura

Martes lluviosos (fragmento)

Cuando recibí la carta citatoria, creí que era para atender a un juicio. Estaba ansiosa por saber cómo es presenciar un juicio en persona. Acudí expectante a la cita, y atemorizada a la vez por no saber exactamente a lo que iba.

Hoy en la sala, todas las personas que me rodean deben haber sido jurados alguna vez.  Algunos hablan entre ellos ¿Se conocen de algún otro lugar? Somos comuneros de la misma ciudad pero yo no conozco a ninguno y nadie habla conmigo.

Un día nublado es la cortina en las ventanas; la sala me recuerda a un salón de clases en la planta alta; ventanas continuas de la mitad de la pared para arriba, dos paredes sólidas hacia adelante  y hacia atrás, pintadas de blanco, estériles como las de un hospital, del techo cuelgan varias lámparas rectangulares que no están encendidas.

Sin otra cosa que hacer durante la espera, conjeturo, esgrimo pensamientos sobre lo que pueda ser el entarimado de la legalidad,  mientras paseo la mirada en cada rincón de la sala, queriendo reconocer cada rostro desconocido.

La mujer que se acaba de sentar junto a mí parece amigable. Después de unos minutos de verla cruzar una pierna, sosteniendo su bolsa de mano amarilla, y alisandose el flequillo con los dedos, le pregunto casualmente si aun llueve; -¡Ag! sí. Creí que se me haría tarde y corrí en la lluvia, responde con una sonrisa amplia, de esas que inspiran confianza a seguir conversando.

-¡Sólo eso faltaba! lluvia en Martes.
-¡Uf!...es casa llena aquí, observa mirando a su alrededor.
-Parece que llamaron a medio mundo ¿Usted ha servido antes?, me aventuro a preguntar.
-Sí, hace tiempo.
-¡oh! ha de ser triste tener que estar allí en la corte.
-Pues sí, y estresante, pero no se puede decir no a la ley.
- ¿Le tocó juzgar? ¿La  escogieron para deliberar o para qué? pregunté torpemente, yo que pensé que jamás pasaría por algo así- Yo nunca he servido...a mi marido lo llamaron una vez hace mucho, pero no lo eligieron para el panel.
-Yo he servido dos veces de jurado.
-¿Qué tipo de casos?
-Uno era civil y el otro… criminal, pero para el segundo me rechazaron después de las preguntas…
-¿las preguntas? ¿Qué preguntas?
-Hacen preguntas para el proceso de selección. Y esa vez, el caso era de un estudiante asesinado, y cuando dije que era maestra me descartaron.

Debo haber tenido los ojos del tamaño de un plato. Ella seguía sentada en actitud paciente, expectante como todo el mundo. ¡Diablos! nos van a interrogar, pensé. Una sensación de angustia empezó a morderme las tripas.

La lucha de la CSJ por acaparar la adminsitración de la justicia |  No-ficción

Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.

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Interes Social Literatura Prosa Poética

Las mujeres de mi pueblo

Las mujeres de mi pueblo saben bordar,tejer, zurcir,
hilvanar. Ellas son las que crían. 

Las mujeres de mi pueblo plantan flores, cocinan,
limpian, acomodan, cuidan plantas, proliferan.

Las mujeres de mi pueblo alumbran,
son fuertes ante la naturaleza brutal de la tierra.
Se saben el pasado de memoria.

Las mujeres de mi pueblo son valientes;
ante el hambre plantan, matan, cosechan, venden, acarrean.

Las mujeres de mi pueblo tienen el cabello largo,
la piel dura pero suave la mirada.

Las mujeres de mi pueblo caminan como si anduvieran 
descalzas: cuando van en tacones altos regalan alas.

Las mujeres de mi pueblo saben cosas que yo no sé;
duermen tranquilas muy cerca de la laguna,
ignoran los túneles celestes por donde caí en la infancia.

Las mujeres de mi pueblo no escuchan voces bajo el agua,
ni amenazantes tormentas anegadas en la presa de las carpas.

Las mujeres de mi pueblo desconocen las fuerzas invisibles
que te raptan en la planicie y las distancias,
pero hablan de gritos inaudibles y espíritus chocarreros.

Las mujeres de mi pueblo siempre te dan los buenos días
de frente o de ladito.

Las mujeres de mi pueblo hacen un festín hasta con migajas,
te curan con un rezo y un arrullo.

Cuando los hombres se van,
las mujeres de mi pueblo no se marchan…se quedan,
pertenecen a la tierra que van mirando.

Las mujeres de mi pueblo comparten el trabajo, la risa,
el pan, el queso, el sudor y las lágrimas.

Las mujeres de mi pueblo…las mujeres, las mujeres. 




Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.
El pueblo en Brasil, sin hombres y sólo mujeres (lindas)
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La magia del Momento Literatura Poemas

Ritual

Hay una imagen desdibujada
y un nombre,
nombre y manos alcanzándose,  apenas;
dos amaneceres de noviembre.

Hoy
nebulosas palabras habitan el sitio,
y en el lugar que se reserva al futuro
una vela encendida ocupa la espera.

En el claroscuro de la vigilia
que todavía es un fantasma,
como alumbrado por la memoria
el nacimiento
                    de tu nombre en mis manos,

es tu signo
luz que parpadea, punzón
que agranda la herida sobre la vela.

Así renacen 
las manos mías,
con tu prisma
                  que las consume.

Beatriz Osornio Morales, imagen de la red

Poema contenido en el poemario, Las Ciudades de Adán y Eva.

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Té para dos

Por estas fechas me visita el miedo del agua. Llueve y la tormenta parece redimir la realidad de toda solidez, la convierte en sustancia, agua quieta. ¿Quieta el agua? Uno puede sentarse en el café y pedir una taza de realidad, mientras el olor se expande por los corredores hasta los transeúntes que andan presurosos por las aceras. Tomo un sorbo de realidad para soñar. ¿Sucede algo señora? La liquidez se apodera de todo. En éste estado incontenible, los pensamientos salen escurridizos, escapan de sus corolas y se van goteando de tienda en tienda. Una muerte de agua clara no debe ser muerte, debe ser agua. No se llora por el agua. Yo lloraría por un niño ahogado en agua negra. Lo arrastró la transparencia del oxígeno, con sus partículas hidrogenadas quemó su respiración, dejándolo de ser, a no ser más que un fluido en suelos de arcilla. No lloré entonces. ¿Lloraría ahora? quizá sí, quizás no.

Hay un lugar en que edificios enteros son derribados por el fluir de las montañas. Creció la lluvia. La mayoría de casas no se oponen a la disolución. Pero hay edificios que persisten semisólidos como si no pudieran despertar del sueño. Las gentes están adentro, atrapadas.

Cuando era niña, las noches de lluvia eran noches de zozobra, sabiendo que en caso de un desbordamiento nuestra casa sería la primera en deslavarse, por ser la más inmediata a la vejiga del bordo. Allá vendrían las torrentes imparables de los cerros arrastrando peces de escamas y peces de piedra, paredes, techos, ventanas, carreteras vendrían a llevarse los contenedores del agua, sin dar tiempo a dormir, se llevaría los soportes de la presa, luego la casa en vela. Uno alerta para trepar al árbol más alto, calculando el grosor de los troncos y pensando que, quizá ni el árbol más gordo resistiría la fuerza del agua, cuando ésta se despierta ¿quién pude contra ella?

El miedo del agua hace recordar otros miedos.

El sol sale, los restos de lluvia se evaporan del asfalto con una nueva vida. Noto los edificios incompletos y la figura de una niña; sale de la esquina de enfrente, corre a cruzar la calle sin considerar el peligro, segura de que alguien la espera en el otro lado.

¿Desea ordenar algo más? -Té para dos por favor, respondo. Enseguida señora.

Té Para Dos Y Reloj De Arena Foto de archivo - Imagen de anaranjado,  cristal: 35376998


Beatriz Osornio Morales

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A tiempo

Tu tiempo refleja qué es lo más importante para ti?

¿Cómo rayos vine a parar aquí? No sé, y por más que lo he pensado, estoy llegando a la conclusión de que es imposible saberlo. Es un instante de lo más extraño, podría tener 13 o 14 años de edad. Todo es estúpido últimamente, sobre todo la escuela.

Segundo año de secundaria equivale a:  matemáticas- ¡dénme un tiro! Idioma..pff, igual a escribir ensayos sobre bobadas, y si no, baja la calificación-sermones en la casa-eso de acostumbrar a los padres a las buenas calificaciones– Álgebra-no sirve para nada-los maestros de matemáticas escupen ratas y veneno para matar ratas, matar ratas es estúido.

El profesor de inglés piensa que es un catedrático, pero no del idioma sino de literatura, de filosofía, de escribir libros, books, aparte, se pone roñoso con la gramática y la ortografía. Para colmo mi mamá piensa que es normal. ¿Qué le pasa a este mundo?

Una de las cosas que extraño es jugar sin pensar en el tiempo, ahora todo tiene que ver con el tiempo, a tiempo todo, a tiempo, a tiempo, y al tiempo no le caigo bien, estoy seguro.

Los adultos parecen ser amigos del tiempo, hacen todo a tiempo sin quejarse. Yo, por primera vez en mi vida, me doy cuenta del tiempo…y en qué forma.

Este es un…era un instante de lo más extraño…

B.O.M. imagen de la red