Por: Beatriz Osornio Morales
Alguno quizá haya escuchado hablar de una cosa terrible llamada El Tren de La Muerte, alias La Bestia, devorador de los migrantes. Este Tren es el medio que miles y miles de centro y sudamericanos utilizan para atravesar México con la esperanza de llegar a la frontera con USA, a fin de cruzarla y poder mejorar sus condiciones de vida y la de sus familias. Viajan montados arriba, expuestos a muchos peligros y miles de migrantes mueren en el trayecto. ¿Será posible considerar la posibilidad de que para algunos, el tren de la muerte haya significado finalmente el Tren de la Salvaciòn? parece broma insinuar eso, pero…
La primera vez que escuché hablar sobre el Tren de La muerte, fue en el libro de Isabel Allende que se titula justamente, Más Allá del Invierno (In The Midst of Winter). El tren de la muerte no es el tema principal de la trama, forma parte (muy poderosamente) de las historias secundarias que explican la trama principal a lo largo del libro.
Desde entonces he investigado y me ha dolido mucho saber.
La trayectoria del tren de la muerte comienza en Chiapas o Tabasco, México, y atraviesa partes del estado de Veracruz, Mèxico, San Luis Potosí, etc, hasta llegar a la muy resguardada frontera con USA. Cabe señalar que los más de 1,000 migrantes (Se desconocen las cifras precisas de indocumentados) que abordan éste objeto del diablo, digo de carga, han tenido ya que superar las penurias y los obstáculos para cruzar sabe Dios cuántas fronteras. Subidos en el lomo de la bestia, agarrados de cualquier soporte y entre los carros de carga. En ese trayecto, los migrantes enfrentan los peligros de asesinos, traficantes, violadores, accidentes, hambre y enfermedades. Las mujeres y niñas pueden ser vendidas como esclavas o prostitutas, y todos pueden ser víctimas del asesinato por tráfico humano o de órganos humanos. Existen muchas historias tristes al respecto, por ejemplo esta en la página ZonaJ.net:
«Se llama Mario. Dice que tiene 28 años, que es de Guatemala, que él y su novia, Elsa Marlen, de 19 años, embarazada de gemelos, apenas habían iniciado su viaje hacia Estados Unidos cuando en el municipio de Huixtla, en el Estado de Chiapas, Elsa Marlen desapareció.
Dice que él la buscó durante semanas y que, buscándola, desanduvo sus pasos y regresó a Guatemala. Que fue allí donde meses después, y a través de fotografías que le mandó la cancillería de su país, reconoció el cadáver de su novia. Tenía las manos cortadas. La habían enterrado en una fosa común.
– He vuelto a México para matar a los asesinos de Elsa Marlene.»
Toda la gente que a diario intenta cruzar primero la frontera con México, siguiendo la odisea de montarse en el tren de la muerte con peligro de no llegar, o de simplemente desaparecer, huyen de condiciones extremas de pobreza o de violencia. Algunos desaparecidos podrán correr con la suerte de que después de ser buscados incansablemente, sean reconocidos con vida o sin vida, otros no tienen ni la suerte de ser encontrados o identificados jamás. Y los que logran llegar a la frontera con USA, son un mínimo porcentaje de los que emprenden el viaje, de esos poco todavía menos o ninguno logrará alcanzar el tan ansiado “sueño americano”
«Somos el tiro al blanco de todo, sufrimos frío, hambre, lluvias. Es el tren de la muerte propiamente», dijo Juan Matamoros, un hondureño a quien Ultreras encontró en el camino.
Juan Ultreras es el cineasta mexicano que produjo un documental llamado precisamente “La Bestia” y narra que hasta él fue víctima durante ese tiempo de trabajo, ¡increíble!
«Sufrí también los abusos de las autoridades, aún con la ventaja de que yo podía irme a mi casa en cualquier momento. Me acusaron de invasión a la propiedad privada federal, me interrogaron, me trataron con el típico juego psicológico con que intimidan a la gente» narra el cineasta en el artículo de BBC Mundo https://www.bbc.com/mundo/noticias/2011/10/111020_inmigracion_labestia_aa
Si eso le pasa a un cineasta que va con los permisos legales previstos, no puedo ni imaginar lo que pasa con las niñas violadas, vendidas, por el resto de sus vidas ¿Estas víctimas escapan algún día de ese otro infierno, (quizá sea la continuación) o lograrán escapar o ser rescatadas, y si es así, cómo se sacan la violación, los usos y abusos, la violencia de la carne, de la mente, del alma?
Existen historias verídicas sobre la experiencia en el tren de la muerte que lo dejan a uno con la sangre helada:
Jon Sisteaga, reportero de El País, nos cuenta en su publicación del 13 de Enero del 2012 como en su intento por investigar lo que viven los migrantes que se montan en la bestia, le toca ver y escuchar sobre el precio del sueño americano, que estos migrantes están dispuestos a pagar para escapar de precarias y violentas situaciones de su país:
“Suenan dos silbidos largos y agónicos. Son las tres de la mañana. El tren de carga que hace la ruta hasta Medias Aguas inicia su camino. Corremos con nuestras cámaras y nuestros garrotes porque hay que subirse en marcha. Correr un poco hasta ponerte a la misma velocidad que el tren y entonces saltar a la escalerilla del vagón procurando que la inercia que provocan las ruedas de acero no te succione. Decenas de migrantes han fallecido o han sido amputados de esa manera. He visto a algunos de ellos. Me han contado como se cayeron, o se resbalaron, o fueron empujados durante un asalto. Es el tributo que se cobra la Bestia. Para que pasen muchos de ellos, se tiene que quedar con alguno. Y lo que mas me sorprende es que, efectivamente, a pesar del peligro no dejan de subirse a ese tren que les lleva hacia el sueño americano” Aquí puedes leer el artículo completo: «No te duermas, sobre todo no te duermas» | Internacional | EL PAÍS
Hay quien sospecha que algunos operadores del tren pueden estar vinculados con los carteles, Las Maras y los Zetas principalmente, y con el crimen organizado, miembros de empresas y gobierno, que a la par comercian de otras formas clandestinas para que estos puedan asaltar, robar, extorsionar, violar, abusar, utilizar y traficar a los vulnerables migrantes.
Se entiende que no es un solo tren, es una red de ferrocarriles conectada, de tal modo que hay lugares en las que los migrantes se tienen que bajar y esperar a que pase el siguiente tren, mientras tanto son presa de delincuentes, así van quedando desaparecidos de lugar en lugar.
En algunos sitios existen albergues para aquellos migrantes que no poseen con qué pagar cama, techo y comida hasta su siguiente salida, si logran llegar a esos albergues sin ser notados quizá puedan continuar el trayecto, otros esperan dormidos a orillas de las vías para que no los deje el siguiente tren. Mucha gente no sabe de los albergues que supongo no se anuncian para no atraer la atención de los predadores. Además de que para los migrantes indocumentados no es fácil confiar en nadie, lo cual hace la tarea de ayudar y ser ayudados casi imposible. Y hay que recordar que son indocumentados y no cargan documentos de identidad para no ser identificados y deportados de México.
Sin embargo, ¿Los que perseveran podrían hablar de su suerte ante la desgracia de los que quedaron en el intento? No estoy segura de quitar los signos de interrogación aquí, pues tristemente muchos quedan mutilados https://es.panampost.com/ysol-delgado/2016/08/16/conozca-a-cinco-migrantes-hondurenos-mutilados-por-el-tren-de-la-muerte/?cn-reloaded=1
y con los sueños destrozados, pero quiero pensar por un momento, que algún día el dolor más crudo sana, y quizá entonces, tengan la oportunidad de poder disfrutar algo de su vida y de poder sentirse orgullosos de su perseverancia hasta el final, ya sea que hayan alcanzado el “sueño americano” o que la vida les insistiera desde otros lares.
Imagen de la red.