A veces me pongo a observar atardeceres
al amanecer, y amaneceres al anochecer.
Contradiciendo la imposible organización del tiempo,
hoy se ha quedado el frutero vacío,
y preguntas por qué las lágrimas.
En otoño caen crepúsculos de los árboles,
uno tropieza con ellos en las aceras,
se siente el crujir de la luz bajo los pies.
Vi uno muy peculiar en la ciudad de México
al amparo del ángel de la independencia,
las malvas rodeando el cielo de su cuerpo dorado,
en el espacio contiguo crecían
violetas emplumadas y catrinas monumentales.
Hoy me di cuenta que a pesar de todo
no he visto suficientes crepúsculos,
que lloro al ver el frutero vacío,
cuando está lleno
la mirada saborea soles maduros.
La boca, como la piel, tiene su propia memoria.
la lengua recuerda las frutas maduras, aunque
se resistan las formas en la hambruna, la sed y el placer.
Donde se vio una serpiente, cae la noche, el fruto
y un tren escondido entre las sombras; sólo un perro
con ojos de abandono me reconocerá de inmediato.
Beatriz Osornio Morales, imagen de la red
2 respuestas a «Lloro cuando el frutero esta vacío»
La surrealidad en el desvelo, con su carga de sueños tangibles, paradójicamente reales, hechos paisajes desgranados de cotidianidades grises. Un abrazo.
Carlos
2 respuestas a «Lloro cuando el frutero esta vacío»
La surrealidad en el desvelo, con su carga de sueños tangibles, paradójicamente reales, hechos paisajes desgranados de cotidianidades grises. Un abrazo.
Carlos
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Mediante la asociación de imágenes he querido conectar la madurez del fruto, sea cual fuere.
Muchas gracias y abrazos, Carlos
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