
Hablaré de otras cosas, las cosas que ocurren sin darnos cuenta; pero también está bien hablar ocasionalmente de lo obvio, más porque es parte de lo otro que por despistar, así como el silencio es parte de las palabras, el sonido es parte de la ventana que se estremece al caer el rayo. Minutos después, el relámpago queda impreso en el verso.
Bajo la luz todo es posible ¿Lo es?
Ciertamente se reconoce un movimiento de respiración en el pecho. Qué magnífico ese sube y baja en la piel. Esas pequeñas digresiones del pensamiento que uno evita, son el espacio, el lugar, la atmósfera de una casa (a veces irrespirable) pero elemental.
Cuando se trata de hacer palpar esa atmósfera, es inevitable mencionar el polvo, el movimiento del aire y la quietud del mismo, así como la forma en que interactúan con los objetos de la casa, las escaleras, los muebles escasos donde flotan partículas de polvo iluminadas por una luz que se cuela por la ventana, la misma ventana estremecida una y otra vez por los ruidos externos.
Beatriz Osornio Morales, imagen de la red