Con la dimensión de las manos,
acunando a un guiño,
sosteniendo la ostia;
el redondeo de tu cuello,
reconozco la vida de la ciudad.
La primera hendidura, piel
la segunda, deseo.
El infante estira la mano
pero no alcanza a tocar, muerde,
la distancia de las cosas es vasta,
devora hasta el origen de tus tormentas.
¿Cómo se mide el miedo con el que
choca en las aceras la ciudad?
A media noche
el tiempo va a otra dimensión,
donde a veces encuentra una salida.
Minutos antes de morir
llega al primer paso, la vida entera.
Y ya es hora de desaprender
lo aprendido.
Esta nueva letra
sabe acariciarte el rostro,
experta en la geología de la epidermis,
con sus capas sensoriales, disemina
la intensidad con que te toca.
¿Cuántos años viajan en su vientre?
Siglos, de por medio ciudades y metrópolis,
glaciares, galaxias subterráneas estallan,
con solo tomarte de la mano y saltar a la rayuela,
juntos.
Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red
3 respuestas a «Estallido»
Excelente poema, y muy buena elección de la imagen ilustrativa.
¿Qué fue primero? ¿La imagen o el poema?
Saludos,
J.
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Hola José,
Buena pregunta! creo que la imagen aunque me gustaría que fuera el poema, obvio.
Saludos, y gracias por pasar.
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