Lo que ves es lo que hay, lo que hay es lo que ves, dicen. El problema es la mentira que encierran esas palabras. Si fueras pinocho, tu nariz esta mañana tocarìa California, y mira que está lejos.
Hay un mapa en la pared, pero es solo una mancha vista desde el otro lado.
Tambièn hay una laptop en el escritorio, mi lunchera, un poster de Dr. Seaus que lee “Kid, you`ll move mountains” y el periódioco que acabo de poner allí nada más aventado, con las historias sin leer aún. No es mucho lo que veo, pero estoy yo también, no me veo a mí misma, alguien más tendría que verme aquí, sentada escribiendo con una pluma prestada, un sueter negro de tres cuartos de manga, el pantalón rosa coral y zapatos negros; eso es lo que ves tú, yo lo sé porque fue lo que escogí ponerme hoy, pero aquí y ahora solo tú me ves. ¿No es raro?
Y esa, es solo una pequeña parte de las mentiras que se ocultan en la frase de “lo que hay es lo que ves, lo que ves es lo que hay” y el truco de los ojos o la realidad escurridiza que no se compromete a ser corroborada. Te quiero también existe en el mismo cuadro, espero que lo veas.
Del otro lado de la pared te veo con mi oído. Hablas con alguien que no distingo, podría ser Rahe. Te distingo a ti, porque te vi hace rato en el área común, veo tu camisa salpicada de verdes y magenta, y tu pantalón verde petróleo. Oigo tu voz que se esconde en murmuraciones, me dice que estas hablando en voz baja, y veo esos ojos tuyos que abres más cuando hablas que cuando escuchas. Te miro con mis oìdos y te conjugo con un te quiero que se esconde en la necia invisibilidad.
Beatriz Osornio Morales. Vídeo de la red
Una respuesta a «También está un te quiero»
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