…Y está este centro, que podría bien ser una orilla del recuerdo, o de la constante ausencia con cara de abandono que rehuye los espejos.
Le han colgado adornos del Día de San Patricio. Ahora luce festivo, así que parece imposible imaginar que no sea éste el centro, el centro de todo, el centro del día en su defecto.
Un día con destellos y escarchas verdes en distintos tonos, leí algo que señalaba hacia el poniente. Me sorprendió ver las moscas atrapadas entre la cortina y el cristal de la ventana: el esfuerzo que tomará limpiar la porquería, para poder ver el crepúsculo que avanza en el poniente.
Con todo y la porquería, y el vacío que deja el abandono, éste es un buen lugar, flota en el aire como un puente colgante en la temporalidad.
Los monitores lucen tan brillantes como cuando estábamos en el otro edificio, ahora está en remodelación y parece una ciudad en ruinas, pero pronto, unos sólidos edificios se erigirán de la demolición.
Por primera vez en mucho tiempo, marzo no es el mes más triste del recuerdo.
B.O.M.
Una respuesta a «Festividad en marzo»
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