
Agreste humo, palabra evaporada…
enhiesta, asciendes por los te quiero, declives
románticos de la ciudad, donde
encuentras nada y ruinas…ángeles
disfrazados de mujer a la sombra de los edificios,
dices que causa nostalgia
entrar al bar y las cantinas están descontinuadas.
Al siguiente día
tu vientre aun palpita ante una mañana,
con boca suave y muecas apasionadas,
desnuda piel bajo tu mano
acumulando el deseo de tantos años.
Indagas esos sonidos
bailando en el trapecio de la vida,
el corazón de prometeo y sísifo
se distraen a mitad del ascenso…
entonces ruedan con la misma piedra,
fuego apagado que habrá de recuperar
para empezar de cero.
En el vapor, palabra, estás irreconocible
ni tu figura previene la caducidad,
carcasa de sonidos, caracol
que llama al mar una vez, dos veces,
las amas de casa lo compran en el mercado .
La palabra descompuesta, echa gotas
diminutas, humedad en forma
de agua… sudor, vocal, pez escamado
que algún día revelará su nombre.
B.O.M. Imagen de Leonora Carrington
4 respuestas a «Palabra sin nombre»
La magia y el misterio de las palabras siempre ha de ir de la mano.
Saludos,
J.
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Tienes razón, José. Gracias por tu comentario. Saludos.
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Me encanta ese cierre. Las ciudades tienen ese encanta, que buscamos su magia, para que alguna vez, emerja ese «pez escamado
que algún día revelará su nombre.
Un abrazo. Carlos
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Gracias Carlos. Y cada ciudad tiene su propio matiz, me encantan las ciudades. Saludos y felices fiestas!
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