Día 16 Hampton, 2006
El mar ha quedado lejos, no el mar de Málaga, ni el mar del Atlántico, el mar, aquel donde te hablaba como si anduviéramos en Paris.
A media hora de aquí hay otro mar, pero este mar es distinto; no inspira lo mismo. Al contemplarse la mirada se abisma en el gris del océano. En sus orillas hay multitudes de aves, nadie con quien hablar. Las olas chocan contra invisibles acantilados. No hay superficie rocosa ni palmeras a la vista.
Desde la casa, el mar se piensa más lejos de lo que en realidad está de estos estrechos de pantano, donde hay langostas y cangrejos salidos de lo hondo. En éste mar, al que se va por la carretera torcida de la península, el tiempo es lento; el tiempo dura el andar de las tortugas.
B.O.M
Una respuesta a «Del Diario de Abril»
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