Una de las noches más extrañas, alguien llamó a la puerta a la media noche. Llamaron con insistencia como si avisaran de alguna emergencia.
L se levantó al baño. Yo no oí cuando timbraron la primera vez, pero oí que L preguntó desde el baño si estaba sonando el timbre de la puerta, o si acaso serìa alguno de los electrònicos que hubièsemos olvidado apagar notificaciones, no sè si se dirigìa a mì, pero conteste que no. Entonces oí la insistencia del timbre. Me dio miedo y le dije a L que no abriera, pero ya se estaba poniendo la bata para ir a investigar què rayos querían a esa hora.
Me levanté de un saltó con la intención de espìar por la ventana. Antes de ir a la ventana agarré el celular por si tenía que llamar a alguien de emergencia. Cuando abrì una de las cuentas de la persiana en la ventana de la oficina que da a la entrada, no pude ver nada, la calle estaba desierta.
Fue aterrador porque hará unas dos semanas o quizá menos, llamaron a la puerta como a las 9 pm, no alcanzamos a abrir la puerta. Cuando bajamos, solo vimos que un carro estacionado enfrente de la casa encendió las luces y arrancó. No reconocimos el carro y es raro que llamen a la puerta después de ciertas horas, sobre todo gente desconocida. Vivimos en un paìs de locos, por tanto, yo no abro la puerta si no reconozco a nadie.
Anoche L se quedó un rato abajo, esperando en silencio y en la oscuridad, espiando tras la persiana. Dice que casi en seguida vio el carro pasar de regreso sin detenerse. Si fue alguien que se equivocó de domicilio ¿Tenía que llamar con alarmante insistencia, quién recibe visitas a deshoras, qué tipo de visita sería? todas esas preguntas estarían justificadas en dicha circunstancia. Excepto, ¿Será posible que fuera la misma persona de la otra vez? si lo era ¿Quién es y qué quiere con nosotros?
Como L tardaba en volver y yo no escuchaba nada, más que un silencio más pesado que el de la noche, gritè desde la habitaciòn ¿Estas allì? Nada. Solo silencio. Bueno pues qué rayos es esto. Tome nuevamente el celular y descendí las escaleras a la mitad, desde donde grité un poco más fuerte ¿Dónde estas? contestó sorprendido, al parecer se asustó. Aquì, dijo. ¿Qué estás haciendo? No me gusta nada, dijo. La otra vez igual. Es posible que fueran las mismas gentes, dijo que el carro se parecìa.
Entre eso y lo otro, decidimos volver a la cama e intentar dormir, pero después de la extraña y sospechosa visita, tardé en conciliar el sueño.
Hoy, fue un día con tinte surrealista en el trabajo. Todos actuaban como si hubiésemos coincidido en el mismo sueño. Trataban de escapar pero nuestras miradas se seguían unas a otras.
Esto es solo un ejemplo de cómo la vida puede ser surealista en su más cruda realidad, incluso para los historiadores la realidad corriente es más extraña que la ficción, de allí que se vive con intensa pasión.

Beatriz Osornio Morales. imagen de la red
3 respuestas a «El surrealismo de la realidad»
No es un país de locos, es todo un mundo.
Saludos,
J.
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En efecto, a veces se siente como que el mundo se está desatornillando.
Salud,
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