Para ser honestos, tengo ganas de llorar. La realidad me sobrepasa como si fuera un rayo láser que atraviesa la aparente delicadeza de un ala de mosca. En los audífonos suena “Así fue” con Juan Gabriel.
Estoy revisando facebook; las noticias de lo que está pasando en México no son amables. Y lo que se avecina, en la imaginación tiene más capas de sombra que de luz. Es como vivir el decreto de confinamiento por segunda vez. Acá vamos en la quinta semana ya, y aun no podemos salir más que para lo esencial. Hoy fui a Kroger a conseguir el saldo para los celulares, el mío y el de los chicos, podría hacerlo en línea pero aproveché para comprar víveres que hacían falta. A la entrada de la tienda marcaron unas x en el piso a sana distancia, allí se espera turno para entrar. No es como antes que llegabas sin detenerte por las puertas corredizas de cristal. Ahora no solo estan las puertas y las x, hay a la entrada uno o dos miembros del personal asesorando la circulación al interior de la tienda.
Iba un poco de mal humor porque que antes de irme, había estado confirmando mi solicitud para el departamento de desempleo. Después de responder preguntas de sí, y no, y leer el libro de responsabilidades y derechos, que siempre me suena más a advertencia que a otra cosa, me pasó a una página congelada sin confirmar la solicitud, ¿había sido terminada o no? intente confirmar repetidas veces por la vía telefónica sin ningún éxito. Típico trato de la burocracia. Era inútil seguir insistiendo, así que me fuí a la tienda sin siquiera desayunar.
Mi llegada a la tienda coincidió con la de una señora que venía de la dirección opuesta. Había como cinco gentes adelante. Yo llegué antes que la señora a la siguiente x de la fila, por un pelito de cinco gentes me gana, pero la fila estaba de mi lado, la señora me vio, y quizá sonrío desde atrás de su cubre bocas, como rogando que le dejara el lugar, yo lo habría hecho sin problemas, pero iba de malas, a penas si la vi desde mi cubrebocas…lástima del acto de amabilidad que pude hacer y no hice. Si pudiera regresar el tiempo, le cedería mi lugar en la fila a cualquiera que lo necesitara. En fin, la mosca tendrá que crecer nuevas alas suponiendo que eso sea posible, y quizá la realidad me sobrepase nuevamente, solo espero que no nos invada el egoísmo tras la pandemia. Tiene un sabor amargo.
Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.
6 respuestas a «Ala de Mosca»
Cada día cuesta un poco más. Un beso
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Así es Susana. Gracias por pasar. Un abrazo.
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Si, Beatriz, pre- ocupa, hay días que soy optimista y otros que busco cerillas para encenderlo todo saludos j.
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Te entiendo perfectamente. Así yo. Afortunadamente hoy hace un buen día. Salud Juan!
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por qué decís eso de México? se que reaccionaron tarde pero parece todo mas o menos controlado…
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Hola, los casos empiezan a aumentar a gran velocidad, y mucha gente no esta preparada. Pero sobre todo porque la mayoría de mis familiares están allá. Saludos Jl. y ustedes cómo van?
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