El colmo de la distancia

¿Y este laberinto qué?

Existo allá más que aquí… qué raro es. Hablo más con ellos que viven a distancia que contigo que estás próximo. Hablamos por horas y no me enfado ni una sola vez; presenciar en lo que se convirtió el grupo, eso sí que enfada. Hablan mucho y no dicen nada. Pero Julio   cuando toca las palabras, hace que me toquen a mí. Su mano cálida perdura después del eco, que se disipa lentamente hasta desaparecer en un tiempo espacio imperceptible para los humanos. Como si fuera la mano que te arranca el corazón, nunca desaparece aunque te deje sin vísceras. Después de todo la recordarás porque existes cuando logras establecer contacto (consciente) con alguien.

Estar aquí sin estar ¿Es existir? Estar allá consciente de que no estoy (fìsicamente) ¿Es existir? Logro conectarme, por lo menos hoy, logré conectarme a distancia, por tanto podría decirse que es en la distancia donde existo…y qué raro es; es una enfermedad metafórica.

Andar por estos terrenos escabrosos del pensamiento, propone pensar en una gran diversidad de posibilidades insospechadas, de un campo abierto de la realidad corriente, propone pensar en lo que es este laberinto, por donde se cae la realidad y se traspone  otra realidad, dejando el cielo azul en la ignorancia, dejando el cuerpo funcionando por inercia en un aquí sin presente, junto a ti. Tú no estás allá donde yo estoy.

Lo peor es que cuando tú te estás muriendo allá, yo me estoy muriendo aquí también, tu muerte es una muerte múltiple. En estos días me despierto muriendo. Y la muerte todos los días aquí es una tierra baldía donde aumentan los infectados.

 

 

 

Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.