Siempre tienes una sonrisa de sueño cuando te veo dormir a mi lado, mientras leo y redimo de algún paraíso de letras una historia un tanto hermosa, sonrisa de sueño. Duermes hacia mi costado derecho, un brazo inmóvil sostiene la hoja anticipada y ese sueño tuyo antes de voltear la página.
Me pregunto al mirarte de dónde es que le viene tanta paz al cuerpo vertiginoso. La sangre sigue su cuenta de misterios, dispersando las formas de la mente en aluvión, deshaciendo la cordura de voluta en voluta, la congruencia no existe, el conocimiento es delirio, la lucidez del corazón es más aguda en los sueños. Si es que sabes que sueñas, lo que sueñas, cuando sueñas, debes saber que decidí ir a tu encuentro, como a una cita sin concertar, de imprevisto, has de saber que duermo para ir a donde estas tan plácidamente sonriendo. Hasta ya.
Por la mañana recordaremos lo que hemos estado haciendo toda la noche, o quizá no; de sueño en sueño, entre la lluvia que moja la ciudad iluminada por faroles, o sentados en un parque de fuentes aéreas, corriendo por mitad de la calle para alcanzar el metro juntos, yo con la blusa replegada de lluvia y tú, con la cabellera escurriendo. Y si en esa travesía de seres que sueñan, nos perdemos, si alguna distracción malograra nuestra ilusión de que tú me llamas al sueño y yo te sigo, el amanecer nos traerá de regreso a reencontrarnos en el despertar del día.
Beatriz Osornio Morales. Imagen de Marc Chagall
Una respuesta a «Encuentros»
El sueño es el mejor espacio de encuentro del amor. UN abrazo. Carlos
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