Nos rodean las cuatro paredes grises de mi cuarto, otros muros rodean las paredes de la habitación, como un juego de cubos metidos unos dentro de otros. En éste juego de cubos, las ondas del sonido se desvían, no importa que hablemos quedo o que gritemos fuerte para hacernos oír, estamos en el centro de un hueco, aun cuando se cree estar frente a la pantalla.
A través de los muros las voces se debilitan y el sentido de las palabras se cruza. Yo ya no puedo con ésta dislexia, éste hablar entre dientes luchando contra mi propia lengua es devastador.
No señor, no es demasiado pedir que abramos las puertas, apaguemos los monitores de una vez por todas, nos sentemos juntos en un sofá con un café vaporizando en la taza. Si eso le parece excesivo señor, usted se sienta en un sillón y yo en otro, pero de frente para que las palabras no se enreden con la interferencia de los muros. ¿Por qué? de tanto no oír, me he acostumbrado a la sordera. No hay como leer el movimiento de los labios.
Beatriz Osornio Morales. imagen de la red
2 respuestas a «Dislexia»
Apagar monitores y mirar a.otro a los ojos; gran sugerencia !!
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y necesaria sobre todo en estos tiempos 😉
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