El recuerdo de una casa pequeña puede tener muchas variantes, tanto en sus características físicas, como en su valor de hogar y refugio.
Yo recuerdo una casa blanca de adobe y cal, con techo y paredes irregulares. El techo alto por cuyas hendiduras se filtran los rayos del sol y la coloración de las buganvilias, desde afuera parece frío y distante, pero adentro es seguro para el recuerdo.
Ese recuerdo es la casa de mi infancia, la casa que será siempre grande –por la perspectiva infantil de las proporciones- y pequeña, lo suficiente para poder transportarla a donde voy.
La casa de la infancia, en su pequeñez, puede ser vista a grandes distancias por el que habita el recuerdo de otras estancias.
Cuando yo escribo, construyo siempre la misma casa.
Beatriz Osornio Morales
7 respuestas a «La Casa del Recuerdo»
Intensa prosa poética. Me ha gustado la asimilación que haces de la infancia en la evocación de la casa, la que habitamos siempre. En los sueños evoluciona a veces, pero sigue siendo la infancia y la referencia de lo vivido en esos años que duran siempre.
Salud.
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Sería bueno conocer más casas de la infancia. Feliz fin de semana. Saludos.
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Esa casa que describes es como tú caparazón, un refugio que siempre te protege por mucho que llueva, es indestructible porque está en ti.
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Así es. Gracias por pasar y comentar.
Un abrazo.
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Siempre es un placer.
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Evocador relato, Beatriz, y muy bonito.
¡Saludos!
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Gracias, me alegra que te evocara la casa de tus recuerdos. Abrazo.
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