Cuando llamas a mi puerta el tiempo se contradice, al mundo le sucede lo mismo. Con tu sola presencia recuerdo de mañana a hoy; mañana cuando saltè la cuerda contigo por segunda vez, hasta hoy que espiabas mi ventana desde los artilugios del tiempo.
¿Con què boca iba a reclamarte? ¿Con què beso?
…No era mi intenciòn pero se acabò el slurpy antes de que sonara el timbre -Shit! se apagò la luz, me apaguè y sì te abrì -Estaba a punto de llamar otra vez, dijiste ante la sorpresa de una puerta que se abre repentinamente…Tenìas la mano levantada cerca del tìmbre, el pelo suelto que me enloquece y, ese aroma tuyo despuès de bañarte…
Ante el argumento de que no me habìa tardado demasiado en abrir y mi sonrisa, intentaste, mejor dicho quisiste admitir tu impaciencia pero en lugar de eso te justificaste. -Està oscuro- a lo que respondì con una sonrisa silenciosa que no sè si advertiste en la oscuridad. Tù no sabìas lo que estaba pasando por mi mente en aquel momento, asì que me besaste entre la boca y las mejillas como para derretir el hielo.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis…la cuerda me golpea el tobillo, entonces hay que empezar de nuevo. El beso de fuego…
Ayer està cerca. Hoy es mañana y continùa la cuenta….
Como iba diciendo, lo recuerdo todo, lo recordarè pero no sè por cuanto tiempo. Si se aleja uno mucho en el pasado corre el riesgo de no poder encontrar el camino de regreso, ni siquiera al futuro donde estamos juntos para siempre, pero què màs da si hoy te quiero. Tu llamas a mi puerta y yo te abro.
Beatriz Osornio Morales. Imagen de Marc Shagall